✹: Seungmin ya sabía que el infierno que era la tierra, aun así el chiquillo aún creía en cosas tan lindas como que el juntos para siempre existía o que algún día escaparían de aquel lugar, nadie tenía corazón para decirle que todo en lo que él creí...
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Las manos de Changbin vacilaron, aún tenía una pelea mental sobre sí debía hacerlo o no, estaba por jalar el gatillo cuando el gritó desgarrador de Felix los hizo pararse en seco. Jisung y Chagbin corrieron a la habitación de Sky sin miramientos. Minho aprovecho para mandar un mensaje para revelar su ubicación y que de una vez fueran los refuerzos.
Yongbok se retorcia abrazando a Seungmin, su cara bañada en lágrimas les informaba a los nuevos lo que había ocurrido, Jisung igual se tiró en sus rodillas y lloró fuertemente por la pérdida que el consideraba como su hermano.
Poco a poco entraron más prostitutos al cuarto, todos horrorizados y destrozados. En ese instante estaban sintiendo lo que muy pocas veces ocurría; humanidad.
Si pasaron minutos, segundos o horas, todos eran incapaces de decirlo, pero se escuchó como la puerta del burdel era forzada como un gran número de personas desconocidas entraban.
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—Lee Felix —habló una vez más el agente del FBI —¿podría decirnos que más recuerda?
—¿Dónde están?
—¿Quienes?
—Mis hijos.
—Señor, necesitamos que...
—Dígame, ¿qué harán con el cuerpo del adolescente?
—Bueno, se llevará a fosa común.
—¿Pueden cremarlo? —preguntó, viendo a la nada.
—¿Sabe quien lo mató?
El pecoso asintió.
—¿Y sobre el dueño?
Alzó su playera y mostró el tatuaje que tenía en su cadera; propiedad de Matthew Bang.
—Diré todo lo que sé, si me dejan quedarme con las cenizas de Sky.
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Felix ahora era camarero, le gustaba aquel empleo, era menos matador que ser regente, llegó al pequeño departamento que podía permitirse gracias a su trabajo y parte al dinero que el gobierno le otorgaba.
—He vuelto —tocó la caja y después se quitó los zapatos —hoy hace seis meses que partiste de mi lado, podría mentir, decir que los demás están bien, pero no se de ellos, cada uno partió por su lado y creo que ninguno quiere verse, porque nos recuerda a nuestro pasado tan doloroso. No recordaba cómo era vivir en sociedad, es jodidamente estresante, tampoco como era cocinar o agarrar siquiera un cuchillo, siento como si hubiera vuelto a nacer porque todo lo que hago me es fascinante.
Avanzó hasta su living, teniendo cuidado en sostener la urna y la caja que llevaba en la mano. Se sentó en el piso; destapó el pastel, le colocó una vela, la prendió y continuó hablando:
—Agradezco tanto que te llamaras Sky, porque ahora cada vez que veo al cielo puedo recordarte, la policía pudo decirme tu cumpleaños real y maravillosamente es hoy —sopló la vela.
Dejó caer sus lágrimas por sus pecosas mejillas.
—¡Felices quince años, Minnie!
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