Rendirse

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"Mierda...", dijo Jennie en voz baja mientras luchaba por tirarse en el sofá, su principal preocupación era no desmayarse mientras yacía en el suelo. 

Ni siquiera sabía cuánto había bebido, pero estaba bastante segura de que era mucho, Jennie no era alguien que bebiera uno o dos vasos y se desmayara, su tolerancia al alcohol era más grande que cualquier otra persona en el planeta Tierra. Después de lo sucedido en el hospital, las palabras que Jamie decidió compartir con ella, Jennie se había estado sintiendo enferma, tan enferma que decidió enfermarse aún más bebiendo todo lo que contenía alcohol en su casa. Se sentía como una adolescente otra vez que se estaba aprovechando del hecho de que sus padres no estaban en casa y no lo estarían ya que estaban visitando a unos amigos en Melbourne. Y Jennie, bueno, Jennie estaba bebiendo en el piso de su cocina sin arrepentirse, lo único que quería hacer era superar la ausencia de Lisa. 

 "Jesucristo", Jennie suspiró y cerró los ojos una vez que logró acostarse boca arriba, todo a su alrededor giraba mientras trataba desesperadamente de calmarse. 

Tener otra persona con quien relacionarse, especialmente otro adulto que estaba pasando por lo mismo que ella estaba pasando de alguna manera, realmente afectó a Jennie, que había pedido un tiempo fuera de su turno. "Lisa..." El nombre salió de su boca sin que ella siquiera se diera cuenta, las lágrimas que habían comenzado a formarse en el rabillo de sus ojos desde hace algún tiempo ahora rodaban por sus mejillas, fluyendo como un río. 

"¿Por qué eres tan cobarde..." Jennie siguió hablando, haciendo preguntas para las que quizás nunca obtenga las respuestas, pero actuando como si tuviera a Lisa sentada a su lado en el sofá. 

"¿Por qué no puedes simplemente arriesgarte una vez más?" Jennie hizo otra pregunta, los sollozos que escaparon de sus labios ni siquiera la molestaron, no estaba en condiciones de entender lo que estaba pasando y era comprensible considerando la situación. cantidad de alcohol que había tomado.

"M-Me duele Lisa, r-realmente duele", logró decir Jennie entre sollozos, levantando las manos para secarse las lágrimas a pesar de que su rostro se mancharía una vez más cuando la nueva ronda de lágrimas rodara. por sus mejillas. 

"Te extraño demasiado, realmente lo hago", Jennie volvió a hablar y mantuvo los ojos cerrados imaginando que tenía a Lisa frente a ella o que estaba al otro lado de la línea escuchándola abriendo su corazón para ella. todo de nuevo. Cosas que dijo demasiado tarde y cosas que nunca tuvo el coraje de contarle cara a cara. 

"Traté de parar, pero no es algo que pueda rechazar... no solo me gustas", Jennie hizo una pausa y se tomó un tiempo para respirar adecuadamente cuando sintió que el oxígeno ya no era suficiente, sus pulmones se cerraron. sobre ella y sin permitir que pase mucho aire a través de ellos. 

 "Te amo y me duele mucho porque ya nunca serás mía" la mujer borracha desistió de intentar hablar con la persona que aún estaba atrapada en su cabeza, sus pulmones dando su mejor desempeño al soportar un llanto tan intenso, su los jadeos que necesitaban aire y oxígeno se hacían aún más frecuentes cuanto más lloraba sola, acostada en su sofá con una botella vacía de whisky en la mesa de café. 

"S-solo te quiero estúpida" fue lo último que pudo expresar, la única ocasión en que su voz volvió a surgir y resonó en la casa fue debido a su intensa sesión de llanto, la mujer se hizo un ovillo y se abrazó sus rodillas cerca de su pecho al igual que los bebés duermen. 

Realmente pensó que podría seguir adelante, no de inmediato, pero eventualmente podría comprender que Lisa ya no estaba disponible. Habían pasado dos meses, diciembre se iba y el año nuevo se acercaba lento pero seguro. No quería entrar en el nuevo año sin ella a su lado, creía firmemente que hagas lo que hagas o con quien estés ese día, estarás con ellos por el resto del año. Aunque preferiría tener a Lisa por el resto de su vida en esa Tierra, un año sonaba muy atractivo ahora que no la tenía en absoluto.