41. Aventure

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 –¿Dónde está?-

Los ojos marrones escudriñaban al beta, tan intimidante como siempre. El joven bajó la mirada devuelta al escritorio, donde yacía extendido cuidadosamente un mapa. Lo que Rosé lograba identificar eran los ríos, zonas montañosas, caminos de tierra, incluso tenían señalamientos color rojo que indicaban áreas de cazadores.

Habían pasado un par de días desde la última reunión con los alfas; y seguían sin haber rastro de Taehyung, parecía que al idiota se lo había tragado la tierra. Pero sí de algo estaban seguros, era que no podía llegar a refugiarse a cualquier manada sin ser reconocido. Estaba condenado, e incluso habían puesto un precio por su cabeza.

–La manada al sur dice que cruzó su territorio, pero llegó a zona prohibida de cazadores y le perdieron el rastro –con su dedo índice, les indicó el lugar exacto en la manada, que estaba bordeada de un color azul celeste. Todas las manadas estaban marcadas del mismo color. Dark Moon siendo la dominante–. Por otro lado, no hay señales de la bruja.-

Jennie suspiró frustrada, desencajando la mandíbula con enojo.

–¿Y Lisa?-

La mano de Rosé había tomado la de Jennie por debajo del escritorio, acariciándola con tranquilidad. La alfa la llevó a sus labios como acto reflejo, usándola como un método para mantener la calma, lo cual la hizo sonreír de inmediato.

–Bueno, eso es un asunto completamente diferente –murmuró el chico por lo bajo, alzando momentáneamente las cejas–. Las zonas señaladas con un círculo oscuro son cada lugar donde habita un miembro de su familia.-

–Son... –comenzó a decir Chaeyoung, intentando enumerarlos todos–...Muchos lugares.-

–Y son sólo algunos, el mapa no alcanzó para más.-

–No importa –dijo Jennie, poniéndose de pie y provocando que Rosé hiciese lo mismo con ella–. Encuéntrenla, sí es necesario busquen de casa en casa, después me lo hacen saber a mí para encargarme personalmente.-

Jennie tiró ligeramente de su mano, indicándole que era hora de irse. Pero la voz del beta las detuvo instantáneamente.

–Alfa, no me lo tome a mal, pero es demasiado peligroso que salga de la manada justo ahora –le dijo vacilante–. Los cazadores merodean cerca, y la bruja que está confabulada con su primo posee la joya. No está a salvo. Lo mejor sería no salir del territorio hasta asegurarnos de que pase el peligro.-

Rosé dirigió su mirada de vuelta a Jennie con detenimiento, detallando de cerca como la alfa relamía sus labios, reflexiva.

–Por lo pronto, preocúpate en encontrarla.-

El chico no se atrevió a decir más nada, asemejaba ser joven, inexperto, temeroso, asintió con la cabeza gacha y volvió a lo suyo.

–No deberías ser tan dura, el chico solo se preocupa y...-

–Debo serlo, Rosie–La mayor mantuvo su tono de voz, mirándola mientras caminaban de la mano. Su agarre era suave pero firme, protector. No había otro lugar donde se sintiera más a salvo que ahí–. Ellos buscan una figura fuerte de autoridad en quien confiar, tienen que verme segura para que sepan que soy una buena líder, de lo contrario cualquiera podría intentar quitarme mi lugar como alfa.-

Rosé tragó saliva con pesadez, asintiendo desconcertada. Había momentos en que olvidaba que Jennie estaba a cargo de cientos en su manada, que debía mantener el orden y el respeto. Que ahora compartían la misma responsabilidad. No le disgustaba, sabía que esto era parte de su vida ahora, y al aceptar a Jennie aceptaba a todo lo que conllevaba eso.

Lune (Chaennie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora