Under the sun: a summer in Dublín

Bajo las estrellas

El otoño había teñido Dublín con su paleta de colores cálidos, y Lucas y Ares seguían explorando la ciudad y compartiendo momentos preciosos juntos. Cada día era un nuevo capítulo en su historia, y cada noche se convertía en un lienzo en blanco para sus sueños y esperanzas compartidos.

Una noche, Lucas y Ares decidieron hacer algo especial. Habían oído hablar de un jardín secreto en lo profundo del parque, un lugar donde las estrellas brillaban intensamente y el silencio era como una canción susurrada por la naturaleza misma. Esa noche, con el cielo despejado y las estrellas brillando como diamantes en la oscuridad, decidieron explorar ese rincón mágico.

Caminaron en silencio por los senderos del parque, sus manos entrelazadas mientras el viento jugueteaba con sus cabellos. El murmullo del agua cercana y el crujido de las hojas bajo sus pies creaban una sinfonía tranquila que los envolvía en un ambiente de serenidad.

Finalmente, llegaron al jardín secreto, un rincón escondido donde las luces de la ciudad no llegaban y las estrellas brillaban en todo su esplendor. Lucas y Ares se sentaron en un banco de piedra, sus miradas elevándose hacia el cielo estrellado.

"Es hermoso aquí", susurró Lucas, su voz llena de asombro.

Ares asintió, su expresión llena de admiración. "Nunca había visto las estrellas brillar tan intensamente. Es como si estuvieran tratando de contar su propia historia en el lienzo del universo."

Lucas sonrió, sintiéndose agradecido por compartir este momento con Ares. "Ares, hemos vivido tantos momentos juntos, enfrentado desafíos y compartido nuestros sueños. ¿Alguna vez has pensado en lo que depara el futuro para nosotros?"

Ares miró a Lucas con una mirada contemplativa. "He pensado en ello, Lucas. Pero en lugar de preocuparme por el futuro, he decidido concentrarme en el presente. Cada día contigo es un regalo, y quiero disfrutarlo al máximo."

Lucas asintió, saboreando las palabras de Ares. "Tienes razón. A veces, nos preocupamos tanto por lo que vendrá que olvidamos vivir en el aquí y ahora. Y este momento, aquí bajo el manto de las estrellas, es perfecto."

Ares se acercó a Lucas, su mirada llena de intensidad. "Lucas, quiero que sepas que te amo. Mi amor por ti es real y profundo, y no importa lo que el futuro nos depare, siempre llevaré este sentimiento en mi corazón."

Lucas sintió un latido acelerado en su pecho mientras buscaba los ojos verdes de Ares. "Ares, yo también te amo. Tú has iluminado mi vida de una manera que nunca imaginé. Eres mi compañero, mi confidente y mi amor."

Ares sonrió con ternura y acercó sus labios a los de Lucas en un beso suave pero apasionado. El beso era un tributo a su amor, un vínculo que trascendía el tiempo y el espacio. Se separaron lentamente, sus frentes apoyadas una contra la otra mientras sus respiraciones se entrelazaban.

"Lucas, no sé lo que nos depara el futuro, pero sí sé que quiero estar a tu lado, enfrentando lo que venga juntos", dijo Ares en un susurro, su voz llena de determinación.

Lucas asintió, su mirada llena de esperanza. "Ares, prometo estar contigo, sin importar lo que suceda. Nuestro amor es fuerte, y juntos podemos enfrentar cualquier desafío."

Esa noche, bajo el manto de las estrellas, Lucas y Ares se tomaron de las manos y miraron hacia el cielo, donde las constelaciones parecían contar su propia historia de amor. Los momentos compartidos, las risas, los besos y las confidencias, habían tejido un vínculo inquebrantable entre ellos.

A medida que las horas pasaban y el frío del otoño se adentraba en el aire, Lucas y Ares se mantuvieron cerca, abrazados bajo la luz de las estrellas. Se sentían como dos almas que habían encontrado su lugar en el universo, dos corazones que latían en sintonía, sin importar lo que el destino les tenía reservado.

Esa noche, mientras el jardín secreto los envolvía en su magia y el cielo estrellado los abrazaba con su belleza infinita, Lucas y Ares compartieron un momento de tranquilidad y amor. Sabían que su historia estaba lejos de terminar, que aún había muchos capítulos por escribir en su viaje juntos. Y mientras lo hacían, recordarían siempre este momento, bajo el manto de las estrellas, como un tributo a un amor que había crecido en medio de la oscuridad y había brillado con una luz eterna.