Habían transcurrido varios días desde esa presentación inicial entre ambos principes quienes conforme pasaban las tardes se iban acercando más y más, logrando mayor cercania en sus tratos, juegos y conversaciones. Cellbit entre más aprendía del chico español, más maravillado quedaba de él, no sólo su voz era preciosa sino que tambien lo era su sonrisa, sus cabellos castaños revoloteando por el aire que acariciaba su rostro angelical al caer el atardecer, su personalidad al inicio retraida pero explosiva una vez que el menor se sintió en mayor confianza; cumplia sus deberes reales lo más pronto que le fuera posible con tal de ver esos dulces y acutivadores ojos chocolate el resto de la tarde admirandolo a él.
Y ahí se encontraba, fantaseando con pasar el resto de la tarde junto al chico que había robado cada uno de su spensamientos y suspiros mientras fingía prestar atención a la reunión que su padre, el rey Forever, sostenía con monarcas de diversas naciones en busqueda de una alianza que protegiera a su país en desarrollo; mentiría si dijera que no le preocupaba su joven nación sin embargo el encanti que tenía con su guapito, como había decicido apodarle, le era mayor poderoso hasta que en su hilo de consciencia alcanzó a escuchar cómo el monarca regente de España, uno de los reinos más poderosos de su era habló con seriedad.
- ¿Qué tienen ustedes para ofrecernos a nosotors a cambio de protección? - Cuestionó con autoridad el rey Vegetta de Luque, en su voz se percibía demanda desfrazada de una falsa calma, sin lugar a dudas comprendía cómo es que aquél hombre había logrado establecer uno de los mayores imperios de la historia. - No pensarán en algo tan vago como un matrimonio arreglado, ¿verdad?
Aquello había tomado por sorpresa al joven principe que se ruborizó desde sus orejas hasta el inicio de sus pomulos, no se esperaba algo como aquello; al contrario de su reacción su padre mantuvo la calma y una sonrisa politica antes de dirigir su atención a su hijo que se encontraba atonito a sus espaldas.
- Cellbit, puedes retirarte, cuando tu presencia sea requerida nuevamente se te informará. - declaró su padre con voz gentil para volver su atención hacia el conjunto de monarcas que habitaban la mesa, no sólo esperraban obtener el apoyo y protección de España sino también de Francia, por lo que el rey Etoiles se mantenía sereno entre los dos iniciales confrontadores de sus reuniones.
Al cerrerse las grandes puertas de madera detrás suya finalmente pudo respirar, ¿qué pensaba ofrecerle su padre, un monarca que estaba estableciendo de forma reciente su reino a un imperio? ¿Realmente lo iba a ofrecer en matrimonio?
Miles de pensamientos atravesaron su mente, acostumbrado a divagar y planear, no por nada habían consquistado varias tierras bajo su comando y estrategía, sin darse cuenta había llegado hasta la torre de astronomía donde finalmente pensó descansar su mente por unos instantes; instantes arrebatados por la voz dulce de un joven que balanceaba sus piernas por el borde del barandal, cantando tan suave y armonioso cual una caricia al alma se tratara.
- Si es un sueño no quiero despertar, no quiero terminar, te quiero hasta el final - canturreaba alegremente mientras estiraba sus dedos hacia el cielo teñido de suaves colores naranjas y rosas, dignas del mejor pintor. - Por favor lléname con tu dulce voz - esta vez cerraba los ojos dejandose caer en el suelo que le sostenía, afirmó su cabeza con sus antebrazos dejadose embriagar por la calma de su soledad y la belleza de la tarde, susurrando la ultima frase de aquella canción que bailaba en sus labios y mente.- Te quiero hasta el final
- Nunca me dijiste que cantabas tan bien, guapito.
Eso bastó para romper la burbuja de calma que rodeaba al menor de ambos levantandose de golpe del suelo desconcertado, cuando entró hacía unos diez minutos estaba completamente solo por lo que sintió la confianza de cantar, su sonrojo se expandió desde su nariz hasta sus mejillas, cubriendose el rostro en un intento inutil de protegerse ante la verguenza de ser descubierto. A su pesar sintió la presencia del mayor acomodarse en el suelo junto a él, dejandole sin escapatoria más que girar su rostro ligeramente hasta dejar apenas un ojo descubierto.
- No se supone que debías escuchar eso, gatinho. - enfrentó con un ligero bufido escapando de su puchero, aunque amara cantar era algo de lo que no se sentía del todo seguro de hacer ante los demás por mucho que sus allegados como Jaiden o su propio padre le dijera que su voz era maravillosa. - Aunque me alegra que hayas sido tú quien me escuchara.
Confesó el castaño con una sonrisa sincersa así como su sonrojo aún brillando de manera tenue en sus mejillas, contagiando al mayor que sentía sus mejillas arder ante la imagen tan inocente y dulce que el chico proyectaba, acelerando su corazón en el proceso.
ESTÁS LEYENDO
𝑳𝒖𝒍𝒍𝒂𝒃𝒚 [ɢᴜᴀᴘᴏᴅᴜᴏ]
FanfictionDonde Cellbit se siente atraído por su dulce voz. - se shippean sólo los cubitos, no los cc - el fanart no es mío, creditos a su respectivo autor.