Único capitulo.

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*Pov Jataka*

Supongo que fui visto como uno de los mejores reyes que pudo haber tenido el reino de "Malla", ya que mi reinado era muy prospero. Mi labor como rey era preocuparme por el pueblo y velar por el bienestar de cada ciudadano, por ende estos últimos me adoraban incluso he llegado a escuchar a muchos decir que yo era un hombre dichoso y lleno de felicidad, es lo que todos decían y creían...Pero no era del todo cierto...

Por supuesto que siempre he deseado el bien de mi reino pero mi alma se sentia "vacía" ya que desde una temprana edad no pude tener la libertad que cualquier persona común tenia, ciertamente prefería mil veces que mi pueblo estuvieran bien... a pesar que que nunca me sentí pleno conmigo mismo y era consiente de eso.

No fui feliz realmente, no del todo... Pues deje que alguien más decidiera por mí, fui educado solamente para llenar de prosperidad al reino, fui educado para hacer de lado mis ambiciones y mis deseos personales por el bien común de mi reino. Ciertamente en muy pocas cosas de mi vida fui mi propio dueño... no era más que un hombre hundiéndose poco a poco en las profundidades de la infelicidad en un pueblo que estaba rodeado de completa felicidad, sin duda esto era el único consuelo que tenia ante la idea de que mi libertad fue arrebatada...

Para mi mala suerte todo fue empeorando cuando una enfermedad apareció en mi cuerpo y comenzo a debilitarme, los medicos indicaban que no me quedaba mucho tiempo de vida pues la enfermedad me estaba consumiendo poco a poco hasta causar mi muerte. Aun recuerdo como mi pecho se detuvo y un malestar se alojo desde mi pecho que viajo a mi estomago al escuchar tal noticia, estaba aterrado por completo... Ahora solo podía pensar en la idea de morir sin ni siquiera haberme sentido pleno.

¿En verdad era dichoso y afortunado? ¿Para quien había vivido? En verdad deseaba sentir felicidad... Pero mientras fuera un rey no podía aspirar a la libertad que tanto deseaba, no importaba lo que hiciera, mi tiempo se había acabado, solo era cuestión de tiempo para irme de este mundo, pero una parte de mí tenia fe, tenia que tener fe, de que algo cambiaria... Mis rezos y oraciones se volvieron más comunes... rogando a los dioses la misma cosa; tener la oportunidad de sentir felicidad como individuo.

A pesar de que cada uno de mis rezos eran hecho con todo la fe y esperanza no parecía haber llegado a los dioses o peor aun que decidieron hacerme caso... Esto solo ocasiono que me hundiera más en la infelicidad y a su vez mi enfermedad empeoró... Pero tuve mi punto de quiebre en la terraza de mi palacio donde tome el habito de rezar y orar, siempre estaba rodeada de hermosas magnolias, jazmines, camelias, dalias, alhelíes e hibiscos mientras se podía mirar la puesta del sol que cubría a todo el reino. Todo mientras rezaba a la vez que pensaba en todos los años desperdiciados por el bien de mi reino, pensamientos que me hacían sentir como alguien egoísta por desear mi propia felicidad por encima de los demás...

- Dioses... Se los ruego, tan solo quiero sentirme pleno alguna vez en mi vida -dije tratando de tomar un bocanada de aire-. Mi vida se apaga día con día... y-yo solo quiero ser f-feliz... - dije para comenzar a sollozar-. N-no se que cla-se de pecado hice en el pasado o en la otra vida para que no deseen escuchar mis plegarias... p-pero por favor... déjenme ser feliz al menos un día -dije para terminar en el suelo mientras mis lagrimas salían sin control -. Por favor... *Sniff* se los pido, ustedes son mi única esperanza -mencione para romper en llanto en mi completa soledad.

Pasaron algunos días dónde prácticamente me había dado por rendido, pero no podía dejar mis tareas de lado, así que con todo mi esfuerzo mantenía una sonrisa y hacia mis trabajos... Después de todo, si no podía ser feliz al menos trataría de fingirlo... Asi el rey Suddhodana no se preocuparía tanto por mí y asi Siddhartha no estaría obligado a viajar desde muy lejos en tan corto tiempo por mi condición... A este punto estaba resignado a morir sin ser feliz.

Una pizca de felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora