capítulo 1. viejas familiares amenazas

85 7 4
                                    

Tiempo.

Espacio.

Realidad.

Es más que un sendero lineal, es un prisma de posibilidad ilimitada, donde una sola elección puede dividirse en realidades infinitas y crear mundos alternos a los que ya conocen.

O a veces un solo evento, un solo ser escrito diferente, o quizá muchos al mismo tiempo.

Lo único seguro en este vasto multiverso es que todas las ramificaciones abren paso a infinitas historias por contar, como esta, en Upstate, Nueva York, donde el sol comenzaba a ponerse pintando un comedor anaranjado donde un hombre y una joven se hallaban sentados frente a frente en completo silencio, tal como lo habían estado desde el momento en que tomaron asiento y en donde lo único que podía oírse era el sonido de los cubiertos rechinar contra los platos.

Tony Stark aclaró su garganta antes de llevarse un nuevo bocado a su boca en un fallido intento por llamar la atención de su castaña hija, quien simplemente continuó jugueteando con la comida de su plato lo que ocasionó que bufara antes de probar un nuevo bocado.

—¿No es exquisito este bistec? —Tony soltó finalmente rompiendo con el silencio de la habitación—. Forbes dice que hay cuatro trucos para cocinar el bistec perfecto. Primero comienzas con el corte correcto, cuanto más grueso, mejor —continuó, aún masticando su último bocado—. Luego te aseguras de sazonarlo en exceso para obtener una perfecta corteza chamuscada, quién lo hubiera pensado, ¿no?

Soltó una leve risa provocando que Wanda finalmente levantara la mirada al mismo tiempo que probó un nuevo bocado, cayendo en una interminable batalla de miradas bajo otro profundo silencio antes de asentir levemente hacia ella.

—Está bien —dejó caer su tenedor sobre su plato para levantarse y caminar hacia la barra, tomando la carpeta que estaba sobre esta—. ¿Quieres hablar de esto entonces?

—¿Qué hay que hablar? —Wanda finalmente habló—. Ya dijiste la última palabra.

—Oh, así que ya hablas —exclamó Tony con sorpresa irónica—. Veamos —abrió la carpeta haciendo que Wanda fuera la que arrojara su tenedor esta vez—. Combate, notas máximas. Espionaje, notas máximas también. Habilidades sociales, ¿quieres adivinar?

—¿Qué más necesitas escuchar entonces? —Wanda levantó la voz esta vez—. Estoy más que calificada y lo sabes.

—No me importa qué tan calificada estés, pensé que lo dejé bastante claro la última vez: ¡no te unirás a S.H.I.E.L.D.!

—¿Por qué? ¡¿Por qué no puedes entender que es lo que quiero hacer?! —Wanda gritó también.

—¿Por qué no puedes entender que todo lo que quiero es protegerte?

—Ya no soy una niña, papá, puedo protegerme sola.

—Siempre vas a ser mi niña.

Tony respondió en un tono más suave, haciendo que Wanda suspirara. Simplemente no lograba entender las razones de su padre para no dejarla convertirse en una agente de S.H.I.E.L.D., había estado poniendo en riesgo su vida durante décadas desde el momento en que creó su primer traje. Él mejor que nadie debería entender su deseo de ayudar a los demás, de ser alguien en el mundo.

—Bueno, no lo soy —replicó Wanda, con más dureza de la que pretendía—. Y no importa cuántas veces consigas que me rechacen, voy a seguir intentándolo hasta que lo consiga. Soy igual de terca que tú, ¿lo recuerdas?

Wanda cruzó de brazos dejándose caer sobre su silla mientras que Tony abrió su boca listo para decir algo más cuando el sonido de la puerta cerrándose se hizo escuchar, lo que le dio a Wanda la oportunidad perfecta para tomar su plato y caminar hacia el fregadero de la cocina al momento en que una pelirroja entraba en la habitación, justo cuando Wanda arrojó su plato dentro de éste, permitiendo que la mujer percibiera la tensión en la habitación antes de que siquiera pudiera parpadear.

Loki's Little Witch [es]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora