Palabras fríamente organizadas,
fríamente calculadas.
Andanadas de retórica instrumentalizada,
para distorsionar verdades, descabelladas.
Un poco de falacias añade, un poco de maldad es,
todo aquello que un tiempo fue bello,
como los derechos logrados por mal llamados plebeyos,
clase esforzada malograda, de 6 a 3 pm, de 8 a 4,
En el mejor de los casos, escúchame...
El mismo discurso reciclado, retocado, restaurado,
por curadores desde años adiestrados
por mecenas políticos, cíclicos en sus intereses,
nada místico difícil de comprender ¿ves?
Calles de barro, lujosos carros que las transitan,
a las señoritas más lindas del barrio invitan a sus
campañitas,
Y así bien lindas las damitas, mitad mujeres mitad
niñitas, vírgenes de razón, de comprensión a largo
plazo, posponen la discusión de prevención del
embarazo, de padres ausentes por voluntad,
o por el trabajo escaso.
Sobran las tareas, y se hace más pobre el pobre,
obreros de sus sueños, para ellos su tiempo no es oro,
es cobre.
Cobradores gota a gota azotan sus puertas, cobradores
que crean deudas, cobradores creadores de pobreza,
y es esa la misma realidad que se repite, una y otra vez invite,
al vecino del vecino del vecino que visite, la reunión
del futuro alcalde, del futuro gobernador o senador,
que construyen puentes para pagar el favor, del mecenas
antes mencionado, experto en inversión,
experto en cómo estafar al Estado.
Con el mismo discurso, anagramas estructurados,
zorras que comen el erario como arroz ¿Lo has notado?,
anotadlo, lo hacen una y otra vez por los siglos de los siglos, de los siglos ¿ves?
Que si el puente, que el empleo, que la inseguridad,
y yo solo leo, un Deja Vu interminable, fácil de descifrar
el código, y lo digo, entre líneas inspiradas por las muchas palabras
que de la nada surgen, cada cuatro años, cada cuatro octubres.