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Sakura durmió hasta el mediodía, se bañó dos veces tal como se había prometido y acudió al despacho de Nagato. Cuando entró, el rey de los asesinos estaba tomando una taza de té.
—Me sorprende verte fuera del baño —la saludó.
Sin embargo, el hecho de haberle contado a Tobirama lo sucedido en el desierto Rojo la había hecho recordar todo lo que había conseguido y por qué tenía tantas ganas de volver a casa. No tenía motivos para andarse con pies de plomo con Nagato; no después de cómo la había tratado él, de todo lo que Sakura había tenido que pasar por su culpa. De manera que se limitó a sonreír mientras mantenía la puerta abierta para que pasasen los criados. Entraron cargados con un gran cofre de oro. A continuación llegaron con otro. Y otro más.
—¿Puedo preguntar qué es? Nagato se masajeó las sienes.
Los criados salieron a toda prisa y Sakura cerró la puerta. Sin pronunciar palabra, abrió las tapas de los cofres. El oro brilló al sol del mediodía.
Aferrada al recuerdo de lo que había sentido en el tejado de su casa la noche de la fiesta, Sakura se volvió a mirar a Nagato. Él la miraba con expresión inescrutable.
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𝓛𝓪 𝓔𝓼𝓹𝓪𝓭𝓪 - 𝐒𝐚𝐤𝐮𝐫𝐚 𝐇𝐚𝐫 𝐮𝐧𝐨
FantasyEn esta precuela cargada de acción, Sakura se embarca en cinco arriesgadas misiones que la llevan a visitar islas remotas y hostiles desiertos, allí liberará a gente de la esclavitud y castigará la tiranía. Esta es una adaptación en el universo de N...