Capítulo 4 parte 1 - No hay novedad

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Es necesario aclarar que pensé que ya nadie leía este fic, pienso muy seguido en el y la forma en la que quiero contarlo, en mi mente, quince (15) capítulos serían lo ideal para contar la trama y mi idea en general; pero me veo imposibilitado de tiempo y recursos para hacerlo; tendré que rehacerlo en más y también más cortos; me entristece saber que no podré hacerlo tal y como yo deseo.

Creo que es la decisión correcta, es mejor que dejar abandonada la idea.

Gracias a todas esas personitas que me han apoyado con sus comentarios animándome.

Estaré eternamente agradecido con ello.

Just Like You, Capitulo 4 parte 1.

No hay novedad

El recorrido a casa siempre ha sido uno de los momentos más frustrantes para Zoro; llegar temprano significaba no haber hecho horas extra en el gimnasio; por consecuente, tiempo desperdiciado a los ojos de su padre.

La ineficiencia y el ocio son las cosas que más odiaba Sakazuki.

Casi todo el tiempo libre que tenía Zoro, que era bastante poco, lo dedicaba a seguir entrenando; si quería ser profesional algún día como su hermano, tendría que esforzarse mucho más.

Era inaceptable tener días libres, se sentía un pecado a sus ojos. Y lo era en los valores de su padre.

Entro cansado a la inmaculada mansión.

Siempre le había parecido fría con esos tonos blancos y grises; siempre impecable... como si nadie viviera ahí.

Era temprano, demasiado al gusto de Zoro; sólo pensaba en el sonido de la puerta abriéndose. Las manos le temblaban. No había olvidado la última vez que su padre lo había disciplinado.

Jamás lo había golpeado; pero era duro; demasiado... no. Fue justo.

Es así como debía ser; nadie quiere a un débil.

El dolor se intensificó una vez el efecto de la medicina dejó su sistema, se sentía agotado, el dolor no lo dejaba pensar de manera clara, era mejor tomar una ducha y lavar la sangre seca de sus pies.

No fue nada agradable el recorrido, y una vez sentado en la taza del baño, trató de desnudarse frente al espejo.

Que asco

El agua caía sobre su cuerpo, los músculos de contraían por el frío; y el tinte rojo de sus pies desaparecía de los vendajes; pensó que sería más fácil quitárselos si se sentaba sobre la loseta.

Masajeo con cuidado, y poco a poco tiró de ellos.

Ardía como el infierno.

-Ya casi... maldita...- gimió.

Sintió un alivio al quitarlas por completo; pero otra preocupación lo abordó cuando alguien tocó la puerta del baño, trató de levantarse y fue completamente inútil.

Sakazuki forcejeó la puerta y entró.

-Te he estado llamando.- Frunció el ceño.

-Estoy un poco ocupado.- señaló la regadera aún abierta. El mayor cerró la llave y acercó una gran toalla blanca al menor.- P-pensé que vendrías la otra semana...-

Fijó su vista sobre los pies del chico. Se veían mucho peor de lo que esperaba, el agua sobre la loseta blanca estaba tornada de un naranja rojizo desagradable; y unas vendas que su hijo había ocultado torpemente a lado de él sobresalía un color enfermizo.

-¿Puedes levantarte?- Pocas veces su padre sonaba realmente preocupado, Zoro tragó saliva; si aceptaba la ayuda no sabría si sería más severo el castigo, pero tampoco quería estar en el suelo más tiempo.

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