Capítulo 1: Un día diferente

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Hace ya muchos años en la Tierra. Un mundo normal como cualquier ser humano se lo imaginaría: ciudades, bosques, autos, tiendas, todo lo relacionado a la actualidad y la tecnología. Pero, ¿Qué hay de raro con esta historia? Bueno, todo comienza cuando los dueños de una de las mayores corporaciones del mundo, deciden tomar posesión de él y controlar a todos para su propio beneficio.

Todo era tranquilo en el mundo, pero, las cosas se vieron feas cuando por “accidente” un poderoso virus es liberado. Este actúa como un poderoso veneno que mata solo a los humanos en cuestión de segundos apenas los rodea, y se mezcla con el ambiente volviéndose invisible a los ojos. Millones de personas murieron y el virus se esparcía sin parar por todo el planeta, rumoreándose que el veneno envolvería toda la Tierra, borrando a la gente de él, así como sí nada.

Los dueños de la corporación más poderosa de aquel momento (Corporación Futuro) descubren una especie de cura o antídoto contra este veneno mortal, solo qué, el virus no podía tratarse de la misma forma que una enfermedad común, siendo este más peligroso y rápido que cualquiera. No se tenía un tratamiento médico, vacunas, pastillas o cualquier otro medicamento que pudiera hacer efecto a tiempo, debido a la velocidad con la que este mataba a sus víctimas, así que, su remedio más funcional, fue el de crear unos pequeños brazaletes blancos muy sencillos que contrarrestan los efectos negativos. Al tener puestos estos brazaletes, mantenía todo el cuerpo inmune a lo tóxico del virus.

Como se decía, efectivamente la Tierra entera fue envuelta en este potente veneno. Por fortuna, las personas que quedaron con vida gracias a los brazaletes, podían tener su vida normal sin miedo a morir envenenados y ese remedio sigue siendo lo único que nos protege hoy en día, viviendo en un mundo contaminado.

La actualidad:

Un chico común y corriente llamado Will Mathews, de cabello negro, ojos verdes y de piel blanca, con una vestimenta casual de color gris; está ordenando su habitación.

Como cualquier persona, este chico también porta su brazalete en su muñeca izquierda para poder sobrevivir a su entorno, teniendo tan solo 16 años de edad.

Will: Todo está listo.

El chico se coloca en medio de su habitación ordenada para admirarla por un momento y pasa su mirada sobre un calendario colgado en una pared con un día marcado en color rojo. 

Will: El tiempo pasó muy rápido. ¡Es mañana!

Él sale corriendo fuera de su habitación y llega a la cocina encontrándose con su madre cocinando muy alegremente. 

Madre de Will: Buenos días, hijo.

Will: Hola, mamá. Buenos días. 

Este último toma una de las sillas y se sienta frente a la mesa.

Madre de Will: ¿Vas a desayunar ya?

Will: Creo que no. Voy a salir un rato y compraré algo para comer en el camino.

Su madre se sorprende un poco mientras lo observa. 

Madre de Will: ¿Saldrás? ¿A dónde?

Will: Me encontraré con Marcus en el centro de la ciudad hoy.

Responde este con un poco de emoción. 

Madre de Will: ¿Tú amigo Marcus? ¿El loco?

Will: Así es. Solo estaremos perdiendo el tiempo como siempre, hablando de tonterías. Marcus es experto en eso. 

Comenta este riéndose un poco y su madre lo mira extrañada.

Madre de Will: Pero, ¿Era necesario que decidieran verse hoy? Digo, mañana comienzan las clases y se van a ver de todos modos.

Will: Si, pero nos pusimos de acuerdo en vernos un día antes.

Su madre sonríe cerrando sus ojos.

Madre de Will: De verdad que no los entiendo.

Él se pone de pie.

Will: No puedo creer que mañana comienza mi último año en la escuela.

Exclama este contento llamando la atención de su madre quien se voltea para mirarlo.

Madre de Will: Así es. Te aconsejo que disfrutes mucho este año y des lo mejor de ti. Causa impacto, haz algo diferente, deja tu marca; el quinto año solo se vive una vez.

Dice ella con entusiasmo, causando que su hijo sonría y aprieta sus puños con fuerza. 

Will: ¡Lo haré!

Él mira hacia un lado y ve una fotografía de sus padres (tomada hace muchos años) en un portarretrato sobre una mesa pequeña. Will se acerca y toma la foto para observarla.

Will: Mañana empiezo mi último año en la escuela, papá…

Su madre se sorprende y se acerca a él mientras ambos miran la fotografía.

Madre de Will: Él estaría muy orgulloso de ti.

Comenta ella viendo que él tiene su mirada fija en la fotografía sosteniéndola.

Will: No sé si es para tanto. Solo soy un chico común, uno más del millón atrapado en este envenenado mundo. No tengo nada que me haga especial.

Dice este con desánimo.

Madre de Will: ¿Sigues pensando eso? Ya el hecho de ser tú mismo te hace especial, Will.

Él mira a su madre.

Will: Así hablaba él, ¿Verdad?

Pregunta este último levantando la ceja.

Madre de Will: Así es. Te garantizo que él te hubiera dicho lo mismo.

Will: No tengo nada que decir a eso… Quisiera haberlo conocido.

Ella coloca su mano en el hombro de su hijo.

Madre de Will: Yo aún tengo esperanzas de que vuelva. Él me juró que regresaría.  

Ambos se quedan callados mirando la fotografía, disfrutando ese momento emotivo.

Él se limpia la nariz un poco con su mano libre y con la otra coloca el portarretrato en la mesita donde estaba.

Will: Creo que ya me voy.

El joven abraza a su madre con fuerza tomándola por sorpresa. 

Will: Gracias, mamá… Gracias por no perder la esperanza que ya yo perdí hace mucho. Además, ya tengo suficiente con saber que soy alguien común y corriente.

La madre de él se preocupa por las bajas esperanzas que su hijo tiene en sí mismo.

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