Asesino

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¡No puede estar pasando otra vez!- Gritó frustrado al notar que sus manos estaban llenas de sangre, la habitación cubierta con un pequeño charco color carmesí alrededor del cuerpo de un hombre, al parecer degollado, aún salía un poco de sangre por su boca; tenía los ojos abiertos, parecía haber sufrido al morir.

Al darse cuenta de la situación en que se encontraba decidió buscar el arma con la que probablemente le había cortado la garganta. Ésta habitación estaba únicamente iluminada con la luz de la luna, Samuel no podía ver mucho de la escena más que el charco y la cabeza del hombre con los ojos llenos de miedo. Decidió encender la luz para buscar mejor...

Al tocar el interruptor inmediatamente su vista se aclaró y vio todo con detenimiento, no solo era la cabeza, también le había abierto el abdomen para dejarlo vacío y guardar los órganos en una especie de hielera especial.

Tomó lo que le pertenecía, la hielera con órganos y su cuchillo. Caminó directo al baño para intentar lavar sus manos; se miró en el espejo y notó que tenía gotas de sangre en la mejilla.

"¿cómo te sientes ahora? Es divertido ¿no?"

¡Dejadme en paz joder! -Replicó Samuel frente al espejo con la vista hacia abajo- ¿Por qué coño tenéis que molestarme a mí?- Samuel limpió la sangre de sus manos y su cara, salió del baño, tomó sus cosas, se puso el gorro de su sudadera y salió de aquella casa, caminó por la obscura banqueta del lugar iluminada sólo por la luz de las farolas.

"¿A dónde vas ahora?"

-A vender esto...- dijo refiriendose a los órganos de aquel hombre que había asesinado

" Después de eso...vallamos a divertirnos más"

Samuel miraba al suelo, sabía perfectamente a donde iba, y es que no era la primera vez que mataba a alguien, de hecho, era una de las muchas víctimas que había asesinado. Llegó al lugar esperado, entregó los órganos, le dieron dinero en efectivo y volvió a casa antes de que aquello que invadía su mente tomara el control una vez más.Llegó a la entrada de su casa a eso de las 2:00 a.m. y al entrar se encontró con su hermanastro, Borja Luzuriaga, quién parecía estar preocupado.

La casa de Samuel no era ni muy grande ni muy pequeña, era una casa común y corriente.

Borja- ¿En dónde coño estabas Samuel?- Samuel no respondió, simplemente se quedó inmóvil en la entrada, Borja se acercó a este y se percató de las manchas de sangre en su ropa - ¿De nuevo? - preguntó a Samuel, quien solo asintió para responder.

"Matalo"

Borja- Bañate y deshaste de esa ropa

"Matalo"

Samuel ignoró aquellas voces en su cabeza, de alguna extraña manera, lograba controlarse para no asesinar a Borja, este chaval había estado con Samuel desde que él tenía 8 años, Borja era 4 años mayor.

Samuel fue a su habitación y tomó ropa limpia, entró a la ducha y se relajó un poco.

"¿Por qué no terminas con su vida de una puñetera vez?"

-No pienso matar a mi hermano

"No es tu hermano, simplemente es un chico más"

-Ya dije que no, no lograrán que lo haga

Terminó de ducharse, se secó, se cambió, y salió del baño, Borja ya estaba en su habitación descansando, antes de tirar su ropa llena de sangre sacó el cuchillo de la bolsa de la sudadera, había olvidado limpiarlo así que seguía lleno de sangre de aquel hombre inocente, lo limpió y fue a su habitación para guardarlo en el cajón de la mesita que estaba al lado de su cama, se acostó y decidió dormir, lo cual pocas veces hacía ya que cuando no se encontraba pensando en lo que había hecho, luchaba consigo mismo por no asesinar a nadie más.

Doble PersonalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora