Prólogo

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El Colegio Católico de Buena Manera es una escuela de alto rendimiento tanto académico como económico. Solo los hijos de familias con dinero podían asistir. Contaba con dormitorios a los que los alumnos podían acceder al estar en 1° de Secundaria, albercas para la práctica de natación y primeros auxilios, canchas para practicar cualquier deporte, salones con todos los recursos para una buena clase. Una escuela a la que todos les gustaría asistir.

Por uno de los pasillos de la Sección Secundaria, caminaba un chico de 1° grado rumbo a la salida. Iba ensimismado en sus pensamientos, pues hace unos días se había dado cuenta de algo que no quería admitir, le gustaba uno de sus compañeros; a sus ojos era un chico perfecto, que iba bien en todas las materias y además era bonito. Su preocupación y manera de sobrepensar la situación se debía a qué no sabía que significaba que le gustará un chico. A él nunca le había gustado nadie, ni si quiera una chica y que ahora le atrayera alguien de su mismo sexo lo confundía. No sabía a qué se debía esto, ni lo que causaba; le habían enseñado que el hombre y la mujer debían estar juntos, además de que no sabía a quien contarle esto.

Sintió como una gota cayó sobre su hombro por lo que apresuró el paso, ya quería irse de la escuela pues necesitaba responder todas sus dudas y lo único que se le ocurría era buscar en Google. Cuando dió una vuelta choco con un chico, lo reconoció pues iba en sus salón pero eso no cambió su humor, de hecho lo empeoró pues le caía mal. Y ahí estaba, viéndolo con una sonrisita burlona.

—Ten más cuidado tonto— le dijo este después de soltar una risa burlona.

—Callate Demon—  respondió Silver mientras se levantaba del suelo y limpiaba un poco su uniforme, no tenía el humor para soportarlo y menos de pelear.

—Callame, Sil-ver.— Corrió hacia la salida mientras se reía.

Silver vio la silueta de aquel niño, corriendo bajo la lluvia y no pudo evitar pensar en algo que probablemente no quería pensar. "Es lindo" y una pequeña sonrisa se formó en sus labios. Cuando se dió cuenta borró esos pensamientos y esa sonrisa y la confusión volvió.

—Maldito tonto.— No sabe si lo dijo para sí mismo por sus pensamientos o para aquel chico que se burlo de él.

Al llegar a su casa se dirigió a su cuarto para encerrarse y aventar su mochila, gracias al destino ninguno de sus profesores les dejo tarea. Tomo su computadora del escritorio y con ella en brazos se sentó en la orilla de su cama.

Sabía perfectamente lo que significaba, no era tonto, había visto muchas veces parejas del mismo sexo caminando por la calle y las respetaba. Pero nunca se imagino a él siendo parte de ello.

—Sil, ¿No te dejaron tarea?— gritó su madre desde la cocina.

—No

—¿Todo bien cariño?— preguntó su mamá con un tono algo preocupado.

—Si mamá, no te preocupes, estoy jugando videojuegos—contesto el menor con la voz más fingida que pudo lograr, lo que menos quería era preocupar a su madre.

Abrió la computadora y tomo aire. No estaba listo para buscar pero ya no quería que esas dudas le comieran la cabeza. Tenía incluso ganas de llorar. Cuando por fin tuvo el "valor" de abrir Google, sus manos empezaron a temblar. Muy dentro de él sabía la respuesta a esas preguntas, pero no quería aceptarlo, no sabía cómo las demás personas tomarían esto, o si incluso si el lo tomaría bien. En la barra de búsqueda, con dedos temblorosos, por fin lo busco.

¿Qué pasa si me gusta un chico?

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