Cuando nadie ve ellos dos se comen como si fuera lo último que comerán en su vida.
Cuando ellos ven se llevan fatal.
Pero, a Obito Uchiha le gusta ver el mundo arder.
Y a kakashi hatake le gusta jugar con el peligro.
Entonces, ellos serán más obvios...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Oí el sonido de mi alarma tratando de despertarme, me removí molesto entre las sábanas y con dificultad lo apagué.
Me senté en mi cama, restregándose los ojos.
No les voy a mentir, pase media hora mirando la caja de la ropa sucia hasta que reaccione.
Me bañé y bajé por las escaleras hacia la cocina.
Unos huevos con tocino estarán bien. Pensé con desdén, para empezar a cocinar.
Terminando, fui a la puerta, me coloque mis zapatos y salí antes de mirar el reloj.
7:00
Teníamos una misión a las ocho, así que llegamos temprano.
Al llegar saqué mi libro.
Bajo la misma estrella.
Kushina-san me lo había recomendado hace unos días, era algo interesante.
Empecé a leer un poco.
— ¿Es aquí?— preguntó Isaac al darse cuenta de dónde habíamos parado. — Si es aquí — le contestó Augustus —. ¿Sabes lo que veo, Isaac? (Jajaja claro que no lo va a ver idiota.) Veo que van a cumplirse nuestras esperanzas. — ¿Entra en casa? Gus giró la cabeza despacio para mirar a Isa…
— Hola Kakashi-kun — mire expectante a mi compañera de equipo.
— Hola Rin — me digne a guardar mi libro.
Rato después llegó Minato-sensei y los tres nos quedamos esperando a Obito.
— H-hola, p-perdon p-por el retraso — dijo con voz entrecortada.
Me levanté de la rama de la que estaba y supe que era mi hora para entrar en papel.
— ¡Llegas tarde idiota! — le di una mirada de disculpas que entendió al instante, y conocía la mirada que tenía era la mirada que me daba antes de besarme como si fuera el último día de su vida.
Oh oh.
Si mi conciencia se preocupa tenemos problemas.
Un entrenamiento normal, nada fuera de lo inusual.
— Oe, ¡Kakashi!
—Hola guy —Salude sin oportunidad de ignorarlo
Yo y él empezamos a hablar como si nada, de cosas triviales.
Entonces sentí a alguien arrastrándome, antes de que pudiera quejarme ya me tenían acorralado.
— ¿Cómo puedes hablar tan tranquilo aunque me estés matando de celos?
— Y-Yo no querí…
Me beso.
Me beso, ese beso tenía un toque de brusquedad y dulzura.
El mejor beso de mi vida.
Y así fue como terminamos haciéndolo en un maldito callejón.
Definitivamente, a Obito Uchiha le gusta ver el mundo arder.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
