Rivales | Haely

07

Septiembre.

Bueno, las vacaciones habían pasado muy rápido para el gusto de Lily, sentía que los dos meses se le fueron volando, tanto así que ahora dejó de lado su estilo tierno, cambiando la forma de su cabello, a uno rubio que la hacía ver muy atractiva.

Hace varias semanas ya desde su cumpleaños y se encontraba otra vez desayunando, ahora con quince años, dispuesta a ir a su segundo año en la secundaria. Lo había pasado fenomenal, sus amigas y los primos de Kyujin la habían mantenido distraída todos los días, conversaba hasta tarde con las tres chicas vía FaceTime. De alguna manera Bae era una de sus amigas cercanas y más ahora que asistirían juntas a la escuela. Su hermano, Felix, era un galán y siempre parecía amable con todo el mundo.

Lo único desgraciado en todos esos días fue una persona que no salía de sus pensamientos: Oh Haewon. La chica, que por cierto, Lily odiaba y le estaba haciendo la vida imposible. Todos los días recordaba sus ojos. Había logrado dejar de escucharla o pensar en su risa, pero lo único que su mente no podía olvidar, eran sus malditos ojos. Ahora, pensar que hoy la volvería a ver, le revolvía el estómago de una forma impensable, se sentía nerviosa y a la vez ridícula por sentir nervios.

Aunque vivieran en la misma ciudad, nunca se la encontró y todo eso debido a que se enteró de que se fue a un viaje hacia Estados Unidos, pero ya volverían al instituto y sea cómo sea, allí desgraciadamente estarían cara a cara.

─ ¡Agh, enserio, que horror! ─ Dijo hundiendo el rostro entre las manos y su madre, Jihyo, la miró divertida.

─ ¿Sigues atormentada por esa niña, cariño? ─ Claro, durante todo el año Lily le había hablado sobre las chicas que la fastidiaban, diciendo que no era tan grave como para acusarlas y restándole importancia.

─ ¿Por qué se preocupa tanto por una chica? ─ Preguntó Daniel, como siempre él no entendía la situación.

─ Porque esa niña lleva haciéndome imposible la vida ─ Dijo dándole un mordisco a su emparedado, sentía la mantequilla de maní en el paladar.

─ Por eso no quiero verla.

─ Parece todo lo contrario, cariño. Has estado muy ansiosa estos días ─ Le guiñó un ojo y Lily se ruborizó.

─ ¡Mamá! ─ La regañó, escuchando su risa.

Después de un rato salió directo a la escuela, vestía al igual que toda la vida: Poleron amarillo y unos shorts negros, en conjunto con sus zapatillas converse.

Al llegar, a la primera que encontró hablando en el aparcamiento fue a Kyujin. Conversaba alegremente con sus amigos de la infancia y al acercarse, todos la saludaron con ánimos. Bae se echó a los brazos de Lily y se colgó de ella, todos comenzaron a reír.

─ ¡Bae, déjame respirar! Si nos vimos ayer ─ Reclamó, divertida, cuando la rubia se separó y le guiñó un ojo.

Siguieron conversando hasta que llegó Sullyoon, parecía muy feliz y los saludó a todos con la dulzura que la caracterizaba.

Después de un rato escucharon el chirrido de unos neumáticos y apareció un convertible azul cerca de ellos, todo el mundo observaba la escena. Como si fuese una película, de él comenzaron a bajar los que conformaban al grupito. Ryujin y una chica llamada Yeji, conversaban animosamente entre ellas y no lucían igual que el año anterior. Ya al cumplir los quince años era cuando las chicas comenzaban a madurar, claramente lo habían hecho ya que vestían con unos jeans de mezclilla y unas blusas vaporosas que dejaba al descubierto el abdomen. Incluso se podría decir que tenían maquillaje. Minho y Hyunjin eran otra historia, vestían con unas camisas holgadas de ultima marca y chaquetas de cuero. Hyunjin fue hasta la puerta y le abrió a una ex castaña, ahora pelinegra. Esa era claramente Oh Haewon, la que Lily conocía del año pasado era pequeña frente a esta. Estaba radiante y el sol de la playa le había dejado un hermoso bronceado. Vestía una falda negra junto con una camisa rosada de tiras que dejaba ver un poco de su estómago y una chaqueta, muy grande para que fuera de ella.