CAPITULO 1. EL VIAJE

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El paisaje se tiñó con los colores del atardecer, tornándose los ocres de la arboleda en un matiz cuasi dorado.

Sonrió al cerrar los ojos y dejarse inundar de esa calidez que le brindaban los últimos rayos del sol a través de los cristales del ómnibus.

El viaje había sido largo, unas diez horas, pero algo en su interior le decía que esta vez, bien valía la pena.

Esa sensación extraña de un iman que la atraía.

El bendito hilo rojo del que había escuchado hablar más de una vez en la televisión.

No sabía bien cómo se había atrevido.

Esta vez, la intuición había sido su consejera.

Había saltado al abismo.

Tal vez fuera la locura más grande de su vida.

O quizás solo fuera un día que finalmente quedaría en el olvido.

Se prometió a sí misma que al menos sentaría el precedente de haberse atrevido.

Si.

Por una vez se había dejado llevar por una simple corazonada.

Se arrellano en su butaca, esbozándose en el poncho que siempre la acompañaba en sus viajes, recordando cómo había sido que se encontraba ahora, rumbo a La Pampa.

Todo había comenzado semanas atrás.

Volvía de la facultad cansada.

Para ser sincera consigo misma, volvía desilusionada.

Había pasado meses preparando su proyecto de tesis.

Era el tramo final de su carrera.

Quería ser fiel a sus raíces, a su herencia.

Recibirse de doctora en Historia rindiéndole tributo al centauro argentino : decir "todos somos Gauchos".

Trabajo arduamente, sin descanso.

Paso horas en la biblioteca, leyendo, tomando apuntes, reformulando.

Pensó profundamente cada oración, cada párrafo, y los releyó hasta el cansancio.

Y cuando se sintió segura, lo presento a su mentor... quien le dijo que sufría de delirio literario, y que aún no era tarde para plantearse el cambio de carrera.

No recordaba cómo había llegado desde la facultad hasta el pequeño departamento que alquilaba en La Plata.

Estaba sola.

Necesitaba como nunca un abrazo, de esos que se dan sin palabras.

Pero estaba sola.

Sobre la mesa se apilaban apuntes, libros...

Tenía ganas de hecharse a llorar en su cama... llorar hasta que no le quedaran lágrimas, quedarse dormida de cansancio...

Pero en lugar de eso, se dirigió a la mesa y tomó asiento frente a su computadora portátil.

No iba a darse por rendida. Necesitaba seguir intentando.

Distraerse.

Volver al origen.

Decirse a sí misma porque quería lo que quería.

Abrio sin meditar mucho su perfil de Facebook y ante la pregunta que estás pensando? Comenzó a escribir de un tirón su historia.

Cómo había sido su infancia en el campo, sus inicios en la escuela rural, no tener hermanos.

Cómo los libros habían llenado sus tardes silenciosas.

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⏰ Última actualización: Aug 15, 2023 ⏰

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