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[Donde no comenten, no quiero sentir que soy el único sucio aquí ヽ('д';)/]

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N. Omnisciente.

El menor volvió a inclinarse para besar los labios del pelinegro, quien mientras tanto, recorría con sus manos su cuerpo con cierta delicadeza. El mayor llevaba el control de los besos y de las caricias, todo llevaba un ritmo lento pero al mismo tiempo un poco salvaje, cosa que a Doblas le gustaba pero al mismo tiempo lo desesperaba y eso se notaba.

Samuel acarició sus muslos cuidadosamente para después apretarlos fuertemente causando un gemido ahogado proveniente de su amado.

-Chiqui, ¿cómo puedes estar tan sensible? -dijo mirándolo a los ojos, para después, en un movimiento rápido voltear a ambos, quedando él arriba del híbrido. -No te puedo mentir, me encanta que reacciones de esa manera a mis caricias.

Ambos quitaron sus zapatos con un poco de trabajo debido a los besos y caricias que ninguno quería detener. El alfa retiró con delicadeza la playera de su marido, admirando su linda y suave piel pálida, aquel cuerpo que lo vuelve loco y
desde hace mucho había reclamado como suyo. Bajó un poco su pantalón, solo lo necesario para poder colocar ambas manos en su cintura, la cual seguiría apretando y generado la suficiente fuerza como para dejar marcas de sus manos en su hermosa piel.

Comenzó a besar todo su cuerpo, poniendo cierta atención en sus pezones, lamiendo y mordiendo delicadamente. Ante esto, el oji-verde se llenó de vergüenza por soltar una gran cantidad de gemidos. Para Samuel no era un secreto que esa era una zona muy sensible para el menor, pero en ese instante él parecía estar más desesperado de lo normal.

-Mierda De Luque, ¿por qué cojones vas tan lento? -reclamó el híbrido.

Definitivamente decir eso lo mataba de la vergüenza, pero ahora la lujuria asesinó al Rubén tímido.

Samuel sonrió complacido apretando más fuerte la cintura del rubio haciéndolo jadear más. Detuvo sus actos por un momento y se posicionó entre las piernas de Doblas.

-Esa no es una bonita forma de pedirme las cosas, lindo.

Al escuchar la hebilla de su cinturón ser desabrochada, el híbrido desvío la mirada un poco apenado. El pelinegro bajó suavemente su pantalón dejándolo en el piso mientras sonreía. A pesar de haberlo visto millones de veces, esta era una de sus partes favoritas, dejar al descubierto el hermoso cuerpo de Rubén totalmente caliente y ruborizado.

Él mordió su labio, tomó el elástico del bóxer de Doblas y lo estiró un poco para después soltarlo, provocando un quejido por parte del menor.

-Espero que algún día aprendas a pedirme las cosas como se debe, tontito.

🧸• ̖́‧♡ ¡Osɪᴛᴏ ᴇɴ ᴄᴀᴍɪɴᴏ! • 𝘙𝘶𝘣𝘦𝘨𝘦𝘵𝘵𝘢  ཻུ۪۪⸙ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora