Capítulo 3.

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Viernes 17 de marzo del 2023, 4:57 p.m.

Faltan tres minutos para las cinco de la tarde. Joaquín no estaba parado en donde su corazón le decía que debía estar. Está sentado en su escritorio mirando una foto de ella que encontró en la página de su firma de arquitectos. Llevaba puesto un vestido rojo que se ceñía a su figura y su pelo estaba atado en un moño desprolijo que fuera de hacerla verla informal resaltaba su facciones y la hacía ver más bella de lo que era.

Hace días que había perdido la cuenta de cuánto tiempo había estado contemplando la misma foto. No paraba de pensar en sus ojos, en lo que la había dicho, en sus labios y mucho menos había olvidado el sabor de estos. Se maldecía por haberle robado un beso tan casto que lo dejó con ganas de más.

Su mente le decía una cosa y su corazón otra.
El siguiente viernes, justo después del almuerzo, el ritmo de trabajo empezó a hacerse más lento de lo habitual. El saber dónde estaba y que lo estaba esperando, era en todo lo que pensaba. No había un minuto en el que no la tuviera en su mente.

Para el viernes después de eso, tenía claro que las chicas americanas simplemente no son buenas y no tienen compasión por el trabajo acumulado en su escritorio. Y le mataba pensar en ella esperándolo sola en plena calle.

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Viernes 31 de marzo del 2023, 3:40 p.m

Él la vió por detrás. Ella llevaba unos vaqueros ajustados y una blusa blanca que la hacían ver fina y elegante. La mirada del joven se clavó directamente en ese cuello desnudo que lo hacía fantasear.

Joaquín se acerca a ella sigilosamente y pasa una mano por su cintura y ella da un pequeño salto.

— No puedo creer que te tomara 3 semanas.— dijo la morena gratamente sorprendida.

— Lo siento.—  dijo él mientras le hablaba muy cerca del oído y depositando un beso húmedo en su cuello desnudo.

— Entonces...

— ¿Qué pasa ahora?

— Habitación 2117 — Ana sacó una tarjeta del bolsillo trasero de sus vaqueros y se la entregó a Joaquín — A las 5 en punto.— sonrió ampliamente.

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Joaquín, camina feliz por las calles de Bogotá. El hotel no se encontraba tan alejado de donde estaban pero creyó prudente ir a su casa arreglarse un poco más y luego ir al hotel, de todas maneras tenía tiempo de sobra.

En la entrada hay un botones qué muy amablemente le sonríe cuando él lo saluda.

Frota sus manos antes de entrar al edificio y luego empuja el vidrio. Por dentro el edificio es increíble, mucho más alucinante de lo que ya era por fuera, definitivamente deja sin aire a cualquiera. Ahora sabe por qué es el favorito de su amada, sus techos son altos y con pinturas de alto relieve y espejos en él, tenía varias lámparas de araña colgadas en el techo y el ambiente era cálido por la luz amarillenta que desprendían.

Joaquín sube en el ascensor hasta el piso siete y busca en cada puerta el número de su habitación.

Cuando por fin la encuentra, el moreno toca la puerta dando sólo pequeños golpes.

— Usa tu llave. — dice una voz femenina al otro lado de la puerta.

Hace lo que ella le dice y cuando el seguro de la puerta es liberado, él empuja suavemente ansioso por verla detrás.

Ella no se había cambiado de ropa, pero ahora su pelo estaba suelto y sus ondas caían por su cuello y espalda.

Él sonríe inmediatamente, extiende una mano pidiendo que ella haga lo mismo con la suya y cuando está a su alcance levanta la mano de ella hasta su boca para dejarle un delicado beso.

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⏰ Última actualización: Aug 15, 2023 ⏰

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