Un adiós tierno

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Era realmente un jardín un lugar tranquilo donde estaba segura de que el podría despedirse del mundo que tanto amaba. El azul infinito que se extendía a través de su visión, como si la abrazara, y la calidez de la luz dorada del sol besando sus mejillas. Las estructuras de piedra una vez fuertes e inquebrantables que ahora se derrumbaban fácilmente, como si finalmente revelaran la verdadera debilidad de este lugar construido tan débilmente sobre la vanidad y las mentiras. El verde vivo de la hierba y las enredaderas que se enroscaban y enroscaban alrededor de los pilares de su glorieta de piedra. Y, la leve sensación del frio de la noche desvaneciéndose lentamente en presencia del sol. La sensación de satisfacción lamentable en su pecho, tan pesada como la cabeza en su regazo. Si, realmente era un jardín. Un falso noble fantasma, creado por las creencias de otras personas. Algo que originalmente uso para sus propios fines, generalmente después de reducir a su maestro a un mero títere. Una herramienta pero mientras se sentaba en el banco de piedra lista dentro de la pequeña glorieta, reproduciendo un poco de felicidad que había ganado en el transcurso de la guerra, reconoció otra parte de su belleza.

Después de haber desmaterializado hace mucho tiempo las púas que perforaban sus palmas y negando al mundo el privilegio de su toque, Semiramis ahora extendió la mano para acariciar suavemente el suave cabello blanco. Escucho el sonido distante de explosiones, sus jardines colgantes colapsando lentamente, y espero que su idiota maestro no se despertara. Pero él no era del tipo que obedece los deseos de nadie más que a sí mismo, a pesar de su apariencia exterior amistosa.

Semiramis miro desde el cielo a su amo, sintiéndolo moverse inquieto.

Shirou: ¿Dónde estoy...?

Semiramis: ¿Estas despierto, hm?

Shirou: –Parpadeo hacia ella con ojos llorosos.- Assassin, yo...

Semiramis: –Dejó caer sus hombros suavemente.- Hubiera sido mejor si no te hubieras despertado. Yo cuidaría de ti. –Se movió y una nota de confusión subió por su garganta mientras las observaba.- La verdad es... que vas a morir.

Una divertida mueca hacia arriba llego a sus labios cuando Shirou parpadeo antes las palabras y sonrió como si la noticia fuera problemática.

Shirou: Parece que sí. –Dijo su tono mezclado con cansancio y una pizca de risa, como si hubiera previsto este resultado.-

Luego recordando su última batalla, giro la cabeza y levanto el brazo herido con curiosidad. Semiramis pasó la yema de su pulgar en suaves círculos por la parte superior de su cabeza.

Semiramis: Elimine tu sentido de dolor. –Explico, luego con fragilidad y aceptación.- De lo contrario, la muerte es un poco desagradable, puedes descansar aquí.

Shirou: Gracias. –Respondio, girando la cabeza para mirarla de nuevo.- Pero... ¿Por qué estoy en tu regazo otra vez?

Semiramis: -Solo sonrío.- Te dije que pensaras en ello como un honor, ¿no?

Sus ojos regresaron al paisaje y escucho los sonidos distantes de los jardines colgantes derrumbándose, varios pensamientos creciendo y estallando en su mente, como las burbujas de aire corriendo hacia la superficie del agua alrededor de la glorieta.

Semiramis: Todavía queda un poco de tiempo antes de que se derrumbe.

Pero eso también está bien. Sí, eso estuvo bien, decidió, sonriendo con un poco de felicidad. Su amo tendría su deseo. Como Servant, eso fue más que suficiente para que ella estuviera satisfecha. Con eso, la guerra había terminado la humanidad se salvaría ahora... ahora, todo lo que podía hacer era dar testimonio.

Fate Grand Order »One Shot's« Donde viven las historias. Descúbrelo ahora