Sunset | Vol 3.

I. De inicios y sueños

ᴘʀɪᴍᴀᴠᴇʀᴀ, 2023.
ᴇɴ ᴀʟɢúɴ ʟᴜɢᴀʀ ᴅᴇ ʟᴀᴛɪɴᴏᴀᴍéʀɪᴄᴀ.

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12:30 A.M

¿Alguna vez has escuchado el sonido que se produce por el viento que bate las hojas de los árboles?
Casi siempre es cuando empieza el otoño.

Es primavera.

Aja, eso lo sé, ¿Pero lo has escuchado?

Sí.
Lo he escuchado casi toda mi niñez.
Ahora no, me mude a una ciudad grande.

Wow! Al fin me dejas saber algo de ti.
¿Puedo saber más?

Fuimos claros al inicio.
Nada de datos personales.

Sí, sí.
Dijiste que tu vida debía ser muy privada porque tienes mucho que perder.
¿A caso traficas alguna droga?

No.

Sigue siendo muy misterioso.

Mejor hablemos de las hojas.

La ventana junto a mi era impactada por la lluvia y la fuerza del aire; llegaban a ella de manera suave, siguiendo algún tipo de ritmo melódico construido por la naturaleza, que solo me provocaban ganas de guardar en mi cabeza para después crear alguna canción, una de mis sentimientos actuales. Estaba algo inspirado.

Y aunque las hojas de los árboles se movían con lentitud, el ambiente era roto con las emblemáticas melodías de David Bowie.
Moví mi cabeza al ritmo combinado de los intensos sonidos de la canción de Bowie, fue inevitable para mi no golpear mis piernas siguiendo la melodía y guardando mi voz para no seguirle a la suya.
El cosquilleo ocasionado por mis dedos me llevo a verlos con detenimiento, y entonces, observe los nudillos de mis manos, que eran adornados por costras de sangre seca y por gasas colocadas de manera elegante, era lo menos esperado de alguien a quien posiblemente le pagaban más de lo que alguna vez pensó percibir.

Recordé de nuevo los momentos de esa tarde y sólo pude tragarme mi coraje, aunque hace unas horas no lo había hecho y todo concluyó en un escenario tormentoso y sumamente estúpido que me costaría muy caro para los próximas semanas, o posiblemente meses.
Estruje mi cabello con mi única mano sana, y arrebate mis ganas de tomar mi celular para terminar enviando unos cuantos mensajes llenos de odio. Pero descarte la idea.
Mi asistente me mataría mañana cuando se diera cuenta de que de las vacaciones de las que apenas regresaba se verían extendidas. Posee mi barbilla sobre mis manos anudadas mientras observaba con atención los tres puntos flotantes en la pantalla de la computadora.
Hacer amistades anónimas por internet me había ayudado un poco.
Me hacia sentir que aún poseía un poco de privacidad.

Ya, ya, claro, vamos a dejarlo ahí y sigamos con las hojas.

¿Puedes ir a tu punto?
Tengo cosas por hacer.

¡Sí, perdón!
Bueno, dices que has escuchado ese sonido.
Pero, hoy por la tarde estuve mucho tiempo en mi patio, el sonido fue demasiado relajante.
Fue una combinación asombrosa de sentir el viento y escuchar las hojas.
Me dieron mil ganas de vivir.
Deberías intentarlo.