Capitulo 7: "Triqueta"

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Capitulo 7



*Alexandra*



─ ¡Hey, Alex!─ Escuché a Jeason llamarme.

─ ¿Qué pasa? ─ Pregunté y me mostró un papel.

─ Pasa que nos secuestraron y un tal Dior nos quiere ver. Según el que escribió la nota es el primer Génesis.

─ ¿No querrás decir "Dorios"?

─ No, aquí dice Dior...─ Dice mostrándome la nota.

─ Dios mío, ni su nombre sabe escribir... ¡Hombres!

─ ¡Hey! ─ Dice medio ofendido, medio riendo.

─ Nadie mejor que tu lo sabe Jeason...Espera ¿Desde cuando nos llevamos bien? ─ Digo poniendo una mueca de miedo.

─ Si tú no sabes ¿Qué voy a saber yo?... ¡Mujeres! ─ Dice imitándome, bueno... intentando.

─ Mmm... tu imitación fue muy mala.

─ Lo sé, debo trabajarla más seguido.

─ Que raro que no trates de matarme... recordando el hecho de que te arrojé un rayo, pero...


Su cara se deformó en una mueca de enojo y sus ojos se volvieron un violeta oscuro e intenso.


─ ¿En serio?... ¡FUISTE TÚ!

─ ¡QUE FÁCIL FUE TOCAR EL CIELO LA PRIMERA VEZ, CUANDO LOS BESOS FUERON EL BOTÓN DE ARRANQUE, QUE ENCENDIÓ LA LUZ QUE SE DESAPARECE...! ─ Empecé a cantar... mejor dicho, a gritar. Su pelo negro azabache empezó a destellar reflejos violetas intensos en sus puntas, enojado. Perforándome con la mirada.

─... ¿No?... ─ Pregunté.


Él negó con la cabeza.


─No.

─... No...─ Afirmé.─ ¡Pero conste que tú fuiste el primero en agredirme y atacar!

─ ¡¿Y eso que tiene que ver?!

─ ¡¡¡Tiene que ver porque pudiste haber muerto si no manejaba a Alexandria al momento de arrojarte el rayo!!!─ Dije frustrada en un grito.

─ ¡Pero bien que te gustaría que muriese!

─ ¡NO!... ¡No soportaría verte muerto! ─Su expresión pasó de enojo a confusión.

─ ¿Qué...?─ Sus ojos volvieron a la normalidad. Violeta pálido...como los míos. Se acerca peligrosamente a mí.

─ Y-yo...n-no se de d-donde salió e-eso...Lo lamen...─ Tartamudeé. Jeason me interrumpe.

─No.─ Dice en un tono cortante como una cuchilla.─ No digas nada. Déjalo ahí y vamos que nos esperan.

Concluye él y empieza a caminar.

─ ¡Oye! ¿No piensas esperarme?─ Digo en tono burlón.

─ ¿Y tu no piensas en caminar?─ Dice frío... demasiado. Acto seguido, vuelve a dirigiré a no se donde y lo sigo.


Descendimos por las escaleras que había del otro lado de la puerta debajo de las otras escaleras...

©Síndrome Génesis de Alejandría (REESCRIBIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora