Chapter 1

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YURI

Estaba en una jornada de trabajo normal en mi cafetería, hoy era un día muy ocupado

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Estaba en una jornada de trabajo normal en mi cafetería, hoy era un día muy ocupado. Clientes entraban y salían, y eso para mí es muy bueno, pero a la vez cansador.

Ví a una mujer de unos 40 y picos de años, cabello lacio y pelinegro, y muy adinerada esperando que la atienda mientras leía la carta muy concentrada.

—Buenos días.—Saludé a mi temida cliente con una gran sonrisa.— ¿Qué desean ordenar?.

—Buenos días. —dijo muy prudente.— pediré solo un café sin azúcar, por favor.

—Con mucho gusto lo prepararé. —contesté alegre y me fui rápidamente.

Cuando llegué a la cocina me recosté en la pared que estaba al lado la puerta y suspiré aliviada.

Esa mujer siempre venía y solo pedía café amargo, examinaba cada detalle de la cafetería y me preocupaba mucho.
Hace unos meses pensé que era esos trabajadores que espían como es la conducta del local, pero se ve que ella no tiene esa forma de ser. También creí que al ser adinerada me reclamaría el mínimo detalle mal hecho, aunque jamás lo hizo.

Mi mejor amiga, Yoona, había entrado con una fuente llena de vasos y platos sucios.

—Apúrate, Yuri. —Con su otra mano libre golpeó ligeramente a mi hombro.— Hay muchos clientes esperando y somos muy pocos hoy, y tú tienes que preparar un pedido.

—Lo siento. —Me disculpé mientras buscaba las fuerzas para levantarme.— Es que esa señora me causa miedo.

—¿Y por qué?. —preguntó mientras dejaba las vajillas en el lavabo.— Yo la veo que es una mujer normal. —Me miró y arrugó su barbilla.

—Viene siempre, solo pide café y mira cada detalle del local. —respondí, y al terminar de hablar, suspiré.— Solo..presiento que ella es más que solo una clienta, ¿Y si me quieren desalojar?. —pregunté atónita y Yoona me tapó la boca.

—Shh, no debes pensar mucho las cosas.— Miró para donde estaba esa rara mujer y después me miró a mi.— No te desalojarán. Ahora haz ese café y después vuelve, ¿Okey? No debes de que preocuparte. —Golpeó mi espalda un poco fuerte y se fue con otra fuente vacía.

Me levanté y fui a preparar ese café amargo, como ella misma. Al terminar empecé a meditar para llevarle su pedido, miraba el café y después a ella.

Tomé valor y fui a su mesa.

—Aquí está su pedido. —Llegué con una sonrisa y rápidamente puse el café en su mesa y puse la fuente a mi estómago.— ¿Desea algo más?.

𝐏𝐑𝐎𝐁𝐋𝐄𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora