𝐏𝐑𝐎𝐁𝐋𝐄𝐌

Chapter 2

YURI

Llegué a la comisaría y abrí la puerta de un golpazo.

—Soy Bae Yuri, ¿Dónde está ese hombre?. —pregunté realmente molesta.

—Yuri, cálmate. —dijo Yoona, quién estaba atrás mío.

—Buenos días, el caballero está allí. —Apuntó hacía unos asientos.

—De caballero no tiene nada... —susurré y rápidamente fui hacia ese hombre muy furiosa.— ¡Tú!. —alcé la voz.— ¿Quién te piensas? ¿Ah? Te crees la gran persona por tener dos billetes mugrosos, eres un sinvergüenza.

—Señorita, cálmese. —dijo separándome de él con su mano.

—¿Cómo quieres que me calme? Acabas de denunciarme. ¡Dios! Retirá eso ya. —dije un poco más gritando. Realmente estaba molesta. Solo quería golpear a esa mujer y a este.

—Yo no la denuncié, fue mi madre.

—Esa vieja... Dile que… —Me interrumpió.

—¡Llega a decirle así de vuelta y juro que no estará para contarlo!. —alzó la voz.

—¿Acaso me está amenazando? ¡Policía, esté hombre quiere golpearme!. —grité, fingiendo miedo.

Yoona miraba mi circo, y sabía que en realidad ella era quien quería golpearme.

—Cállese. —susurró y agarró de mis muñecas.— No me atrevería a ensuciar mis manos golpeando su rostro, me daría asco.

—Yuri... vayamos. —dijo Yoona, agarrando de mi brazo. Claro, la ignoré completamente.

—Retira la denuncia, y no me verás más. —murmuré e hice fuerzas hasta que me suelte mis muñecas.

—Él no retirará nada. —La voz de una señora se acercaba a nosotros y volteamos a verla, es esa mujer.— No haga escándalo, Bae. Al fin y al cabo es mi local.

—Dios... ¡¿Qué es lo que no entiende?! ¡Ese local es mío, y no puede venir a reclamarlo si el mismo municipio aprobó!.

—Esto es absurdo. Mi marido me dió este local. A ti ni siquiera te lo dieron, porque para pagarlo no tienes, no dudo. —dijo dando una risa nasal.

—¿Y usted piensa que yo no puedo pagarlo?. —pregunté cruzando mis brazos.— Y sí me lo dieron, ¿Cuál sería el problema?.

Derrepente llegó un policía hacía la mujer y dijo:

—Señora, ¿Ella es la denunciada?. —Me apuntó.

—Sí, es ella. Bae Yuri.

—Necesito que venga conmigo. —Agarró de mi brazo, haciéndome doler.

—Suelteme. —Pedí en voz baja, pero no hizo caso.— ¡Sueltenme, me duele!. —alcé la voz.

—¡¿Acaso no la escucha?!. —preguntó el hijo de la señora. Agarró la muñeca del policía, así suelta mi brazo.— No crea porque tiene autoridad puede agredir de esa forma a la gente, menos a una mujer. Tenga un poco más de respeto. —dijo en voz baja.

El policía dió una risa nasal y me miró.— Sígame. —Rodeó los ojos, se dió la vuelta y inició a caminar.

Caminamos a par con ese hombre. El silencio nos rodeaba, solo nuestros lentos pasos se escuchaban.

—No me imaginaba que te molestaría que me agarré así. —murmuré, rompiendo el silencio.

—Se estaba manchando la mano. —dijo muy serio, sin mirarme. No tenía alguna expresión, su rostro estaba intacto.