- 02 - ¿Realmente me ama?

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El baño había sido largo e increíblemente tardado, Cellbit había vuelto, no sin antes bañarse. Lo malo de esa vez, es que el baño estaba tan cerca del dormitorio donde su esposo dormía, aunque agradecía que tuviera un sueño profundo, eso no significaba que Roier pudiera descubrir lo que había hecho, necesitaba borrar toda evidencia. Aunque eso significará tirar su ropa a la basura y volver a colocarse alguna anterior a esa o pedirle a alguien que replicara su ropa tal cual.

Al salir de la ducha, limpio, sin ningún rastro de sangre camino hasta la cama donde yacía el mexicano profundamente dormido.

Tan hermoso.

O eso era lo que pensaba Cellbit, se cambio de ropa, una mas cómoda para dormir, esta vez abrigaria su cuerpo y trataría de abrigar a su Guapito para no pasar frío, no como la última vez. Se acostó, se acomodó arropándose junto a Roier y dejar que sus brazos recorrieran la cintura de su esposo, la famosa posición de cucharita, era la mas cómoda para ambos, mas si era Roier quien dormida tanto tiempo, casi no sentía a Cellbit cuando se removía a pesar de ser “la cuchara pequeña”.

── Descansa Guapito ── murmuró Cellbit, besando la mejilla de su esposo, escuchándolo suspirar.

Se acerco al cuello de Roier, aspirando su bonito aroma, suave, dulce y tan de él. Sonrió, en verdad no podía pedir mas, se había casado con la persona correcta, con la persona que… a pesar de sus defectos, lo ama con todo y ellos. Dejo un suave roce de sus labios en la nuca de Roier y finalmente durmió esa noche, una noche perfecta pero una noche en la cual ocultaría un pequeño secreto a Roier.

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Su nueva misión, descubrir que pasaba dentro de aquella casa abandonada, con placas de sonido, letras y colores en el techo. Había invitado a su esposo y a su hijo para saber que sucedía en ese lugar, tal vez Roier le ayudaría de alguna manera, pues dos piensan mejor que uno, ¿verdad?

Pues no tan fuera de la realidad pero, el mexicano se proponía a hacer lo mejor que podía y no solo eso, siempre le calmaba de sus momentos mas tensos en donde sentía ya no poder pensar más y sacar a relucir ese lado tan brillante de él… por no decir otra cosa.

── ¿Qué podría ser? ── Cellbit miraba la libreta donde venia una frase que; tal parecía, podía ayudar pero, ¿Qué cosa podía ser tan familiar?

Mientras que Roier se había quedado mirando la hija donde los números y letras correspondientes ayudaban; de alguna forma, la melodía que debían crear, o tal vez una palabra.

Hasta que Cellbit sintió unos pequeños golpes, casi empujones en la parte baja de su espalda.

── ¡Auch, Richas! ¿Qué sucede? ── pregunto el brasileño.

El niño se había colocado en la primera placa que; por medio de varios intentos, habían sonado de mil y un formas.

── ¿Lo descubriste? ── preguntó sorprendido Roier al ver como Richad comenzaba.

Tan, tan, tatan, tan, tan, tatan…

La melodía era igual a…

── ¡La marcha nupcial! ── exclamo Cellbit una vez que Richas siguió otro poco con la melodía ── ¡Eso era! ── volvió a mencionar con entusiasmo Cellbit.

── ¿Cómo? ── Roier se miraba extrañado ── ¿Una boda?

── ¡Sí!, es algo familiar ¿no?

Y fue entonces que Roier sintió nervios por eso.

Sí, una boda era familiar, pero ¿y si no era exactamente una boda?

Retorno | NSFWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora