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Bo observó como Ragnar Vizla se aferraba a sus padres luego de la experiencia de su rescate. El niño había estado en peligro de muerte más de una vez. La enorme ave que se lo había llevado se había convertido en el desayuno de uno de los enormes reptiles que vivía dentro de las enormes lagunas que se hallaban en el planeta.

—Estaremos llegando en veinte minutos—Anunció a quienes la acompañaban en la zona de pilotaje, ya que en la zona de carga se encontraban los tres pichones que había dejado el difunto animal, a Bo le había aparecido una buena idea llevarlos con ellos, podrían matarlas y comer su carne o ser los suficiente arriesgados y entrenarlas.

Bo sintió un apretón en su hombro, ladeó el rostro observando a Din.

—Perdiste una hombrera—Murmuró al ver el espacio vacío—La Armera podrá hacerte una nueva, incluso podría encontrar algo de pintura.

Bo asintió, había perdido una de sus hombreras pero al menos todo había valido la pena. El expósito estaba vivo y no habían habido bajas.

Bo evito bostezar, estaba cansada, y la verdad. Lo primero que haría al llegar al encubierto sería dormir y comer comida de verdad, si bien, estaba acostumbrada a comer raciones, las que tenían en el encubierto no eran las mejores y prefería la comida que se hacía directamente en la cocina.

Al aterrizar en las orillas de la laguna frente al encubierto, un pequeño grupo los esperaba.

—Deberían salir de primero—Murmuró a Din viendo a los Vizla—Creo que sería bueno para todos.

Din asintió y, se acercó a la pequeña familia  para alentarlos a salir de primeros. Paz decidió salir junto a su hijo y Yennie se quedó más atrás, mientras la gran mayoría del grupo salían del guantele.

—Gracias—Su voz sonaba lo suficiente sincera para saber que decía la verdad—Por salvar a Ragnar.

Bo asintió y, estiró su brazo hacia ella, recibiendo un ligero apretón—Los niños son el futuro—Respondió ella devolviendo el apretón.

Yennie asintió y sin agregar una palabra más, salió.

Din y Bo decidieron salir juntos, la Armera se acercó a ellos mientras la gran mayoría del encubierto daba cálidas palabras de bienvenida a Ragnar. Din se agachó para cargar a Grogu.

—Bo-Katan Kryze, haz honrado a tu casa y a todo Mandalore, haz conseguido el máximo honor del credo, salvar a un expósito.—Murmuró la Armera con voz contenta.

—Este es el camino—Respondió Bo.

—Este es el camino—Repitió la Armera complacida y, notó la falta de la hombrera de Bo-Katan.—Necesitas reparaciones, ven conmigo.—Pidió.

Bo ladeó la vista para ver a Din y él, solo le dio un asentimiento, y aunque no habían palabras de por medio, Bo sabía lo que significaba. Él la esperaría en la habitación y luego descansarían.

Bo siguió a la Armera y una vez y entraron a la cueva que servía como fragua, tomó asiento en el lugar que se le fue indicado y la Armera comenzó a fundir el Beskar para crear esa parte perdida de su armadura.

El silencio reinó por un par de minutos, Bo observó la calavera de mitosaurio, echa de puro Beskar, la cuál colgaba en la pared que se hallaba en el fondo de la fragua.

Cuando Din cayó a las profundidades, y ella se arrojó para salvarlo. Casi tuvo la esperanza que algo ocurriera, tal vez una señal, algo que le gritara que Mandalore no solo era tierra y cristal.

Pero, no había nada.

Ella misma se lo había dicho a Din.

No había nada de especial en las aguas vivientes.

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