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『103』

Capítulo 103: Debería Ser Responsable Por Ti

"También recuerdo estar desnudA en el momento en que estábamos apoyados el uno contra el otro." Argumentó Shi Ran.

"Tienes razón." Chu Jinchen se tocó la barbilla.

Shi Ran asintió.

Pensando para sí misma que finalmente ese extraño tema había pasado.

Inesperadamente, Chu Jinchen volvió a hablar de improviso: "Entonces debería ser yo el responsable de ti."

"No hay necesidad." Shi Ran se negó con decisión y sin vacilar.

"Pero..." Chu Jinchen estaba un poco consternado y frunció el ceño. "Nuestra familia tiene la norma de que mirar el cuerpo de una mujer es un requisito para casarse con ella."

Shi Ran: "¿?"

Una razón tan estúpida, ¿cómo se las arregló Chu Jinchen para decirla sin cambiar la cara?

"¿Cuándo se dictó esa regla?" Preguntó Shi Ran.

"Justo ahora."

"En este momento."

Shi Ran se quedó sin palabras.

Al ver su cara sin palabras, Chu Jinchen se rió en voz baja, "No tengo que asumir la responsabilidad, pero al menos no me trates como a otra persona. Somos amigos, ¿verdad?"

"De acuerdo." Dijo Shi Ran después de pensar en ello.

En comparación con casarse con él, la relación de un amigo es obviamente mucho mejor. 

Chu Jinchen sonrió. "Dejé tres guardaespaldas para protegerte en secreto, todos son mercenarios entrenados, por lo general puedes llamar a ellos si tienes algo."

"¿Puedo negarme?"

"Este es un regalo que preparé cuidadosamente como amigo, estaré triste si no lo aceptas." Dijo Chu Jinchen con seriedad.

Al final, Shi Ran lo aceptó sin poder evitarlo.

De alguna manera, sentía como si hubiera sido engañada.

Después de la cena, Chu Jinchen envió a Shi Ran a su apartamento.

Sólo después de ver la figura de Shi Ran desaparecer gradualmente en la noche, retiró su línea de visión.

Su teléfono móvil sonó.

Era la llamada de Wen Yu.

"Jinchen, quiero hablar contigo."

Los ojos de Chu Jinchen se apagaron ligeramente, y la sonrisa de sus labios se desvaneció un poco.

"San Yu, ve al Paisaje Nocturno."

El Maybach negro se alejó a toda velocidad.

... .

Shi Ran regresó a casa.

En cuanto abrió la puerta, se puso alerta al instante.

Sus pasos se ralentizaron y entró en la habitación en silencio.

Con la luz de la luna que entraba por la ventana, descubrió que su piso estaba patas arriba.

Las almohadas del sofá y los adornos del armario estaban tirados por el suelo.

Los trozos del jarrón de la esquina se habían caído por todo el suelo y las flores yacían solas.

Miró a su alrededor para asegurarse de que no había nadie en la habitación antes de encender la luz.