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—Entra, mi casa es tu casa—ambas llegaron al departamento de Jihyo, donde Sana observó como el lugar era espacioso con una buena tonalidad de colores y algunas cosas desordenadas—Lo siento por el desastre, suelo ordenarlo los fines de semana—

—Debes ser más ordenada, Hyo—al decir eso, no noto como un pequeño gato con pelaje grisáceo, se acercó a acariciar su pelaje en su pierna—Aww...hola amiguito—Sana se agacho para acariciar al pequeño minino.

—Su nombre es Buu, lo adopte hace dos años, para darme compañía—camino hacia las escaleras—No tardaré, buscaré unas cosas, siéntete libre de hacer lo que quieras—con eso, la menor subió las escaleras para perderse de la vista de la mayor.

Sana observó el lugar, camino hacia la sala viendo los sillones, la televisión, los estantes y al parecer la cama de Buu.

La rubia se sentía algo nerviosa por estar ahí, si era algo más grande que el suyo, se notaba. Se sentía intimidada, la pequeña Jihyo había cambiado sus gustos con el tiempo, incluso lo noto en su comportamiento, era más madura y algo seria, pero seguía siendo muy dulce con ella. 

Cuando está niebla se disipe

Su compañía y amor, seguía teniendo el mismo efecto en ella, la amo y seguirá amando.

Escucho los pasos de Jihyo bajando las escaleras, la menor entro a la sala observando como Sana alzó la mirada para verla, le sonrió.

—¿Estás lista?—la rubia camino hacia la menor, miro la maleta que tenía, donde supuso que estaban sus cosas, Sana estaba emocionada de ir con Jihyo a su trabajo y pasar días con ella, se sentía tan llena como antes, no quería estar sola otra vez.

—Si, igual llevo mi computadora, necesito trabajar en unos informes, no se si odiar o amar mi trabajo—la menor bromeó.

—Eres buena en eso Jihyo, pienso que te hace ver muy sensual—

Esas palabras provocaron tanto en Jihyo, se puso nerviosa como emocionada, al igual que la sangre de su cuerpo subió a sus mejillas, para la mayor, se veía demasiado adorable.

La rubia se acercó para besar a Jihyo, quién correspondió el beso, el beso era dulce y transmitía tanto, el anhelo de que su amor no volviera a irse de sus brazos, el deseo era notable, el sueño constante de que estaban hecha para la otra.

Sana sabía que Jihyo era sincera, Jihyo sabía que Sana la amaba.

El ambiente fue subiendo de temperatura, donde ambas volvieron a entregarse a la otra, juntando sus almas de nuevo, ninguna le decía que no a la otra, juntaban sus cuerpos en una sincronía como si de un baile se tratase.

Correré hacia ti con mis pies mojados

Jihyo se sentía en el mismo cielo, sentir como las manos suaves y delicadas de la rubia trazavan caricias en su cuerpo, al igual que sus suaves labios daban besos en su cuello.

Sana adoraba escuchar los suspiros y los reclamos de Jihyo por la falta de atención, para así terminar de darle lo que ella pedía, perdiéndose en el cuerpo de la pelinegra. 

La noche llegó, la rubia se encontraba durmiendo en la habitación de Jihyo, mientras estaba fumando, sentada en la silla de su alcoba, con un vaso de whisky en la mesita que se encontraba su lado.

La pelinegra no podía creer que el amor que tanto extraño, ya estaba con ella, durmiendo ahora mismo en su cama donde ella se había sentido tan sola, con la presencia de la rubia, ya no había rastro de ello.

La rubia se fue levantando se su sueño, notando que la menor no estaba, pero vio la puerta de la alcoba abierta, donde noto que ahí estaba ella, sentada sacando el humo del cigarro de su boca. Sana se impresionó, pensó que al parecer la menor había estado fumando para contrarrestar lo que sentía, se sintió mal por ello, pero no quitaba que se veia muy sexy fumando mientras tomaba whisky.

Solo comprobó que le sentaba muy bien esa aura madura y sensual a la pelinegra.

Se levantó con todo y sábana, para ir con Jihyo, ella al notar su presencia sonrió y apagó el cigarro, no quería incomodarla con el humo y olor de este.

Y por favor, sostenme en tus brazos

Sana se sentó en el regazo de Jihyo, sonriéndole, la menor paso su brazo por la cintura de Sana y puso su mano libre sobre su muslo que estaba cubierto por la sábana.

—¿Te han dicho lo sensual que te ves así?—la rubia beso la mejilla de Jihyo.

—Mmm..no, no me lo habían dicho—bromeo la menor—Pero me enorgullece que una chica tan linda como tú, lo diga.

Eso hizo que Sana se sonrojara, escondiéndose en el cuello de la menor, seguía sintiéndose intimidada por la personalidad de Jihyo, pero no significaba que ella mandaba en todo.

Saben a qué me refiero.

La mañana llegó, Jihyo se encontraba conduciendo a su despacho, con Sana como copiloto. La cual estaba cantando algunas de las canciones que ella misma escogió, eso divertía a la pelinegra, igual cantaba cuando Sana se lo decía.

El auto se estacionó frente al lugar, Jihyo bajo rápido para poder abrirle la puerta a la rubia, la cual le agradeció con una sonrisa.

Con tu débil sonrisa que está mirándome

Se tomaron de la mano para entrar al edificio, obteniendo miradas sorprendidas de los trabajadores, pues la gran abogada Park, conocida por su seriedad, sonreía tan naturalmente agarrada de la mano de una chica rubia, más alta que la abogada.

A ninguna de las chicas le importo, yendo al ascensor para llegar al piso donde estaba la oficina de Jihyo, en el trayecto se daban miradas donde transmitían el amor que sentían, la rubia le dio un beso rápido a Jihyo antes de que el ascensor se abriera.

Entraron a la oficina de la pelinegra, donde Sana observó sorprendida una flor, específicamente un tulipán de color púrpura, miro a Jihyo la cual le sonrió con nostalgia.

—Siempre te recordé, aún si estabas lejos de mi—

Me gustaría pintarla de un hermoso color púrpura

—Sana, se que hemos estado en momentos difíciles, que el tiempo fue importante en este amor, donde la espera fue complicada—la menor camino a su escritorio, abrió uno de sus cajones sacando una pequeña cajita de color rojo—Yo tenía preparado ese día algo para ti, estaba decidida a formar mi vida contigo, donde tuviéramos una familia, donde tú y yo fuéramos felices. Ahora estás conmigo nuevamente, se que somos algo diferentes, pero tengo la fe de que algo nos une—camino hacia la rubia, tomando una de sus manos, quitando el anillo de la promesa que la rubia portaba—Quiero remplazar este anillo de promesa, por uno donde es más que una promesa—

Incluso si nuestros pasos pudieran estar en diferentes frecuencias

Con eso, la más baja se arrodilló frente a la rubia, la cual derramaba lágrimas de alegría y sentimiento. No podía creer lo que Jihyo estaba por decir.

—Sana, ¿Te casarías conmigo?—dijo para abrir la pequeña caja roja.

Me gustaría caminar por este largo camino contigo

—Si, Jihyo, si, mil veces si—

Jihyo le puso el anillo, soltando pequeñas lágrimas en el proceso.

Ambas estarían juntas, ninguna volvería a estar lejos de la otra, lloraban tras el dolor de todo lo que pasó y tras lo que ahora el futuro les tenía planeado. ¿Tendrían problemas? Lo más seguro es que si, habían cosas que arreglar, pero con amor todo se podía.

La historia que tardo para tener un final feliz, por fin empezaría a tener un buen desarrollo, todo por una dulce promesa y la esperanza en ella.

Ahora sería, Jihyo para Sana, Sana para Jihyo.

Aún estaré contigo

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𝓢𝓽𝓲𝓵𝓵 𝔀𝓲𝓽𝓱 𝔂𝓸𝓾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora