•due•

28 6 1
                                    

Una de las chicas se levantó, notando como una dulce pelinegra se encontraba dormida en su pecho, rodeando su cintura con sus brazos, teniendo su piel contra la de ella. Describir la felicidad de Sana con palabras sería difícil, ella estaba completamente feliz de volver a tenerla entre sus brazos. 

Incluso si bailo solo en los recuerdos de esos momentos fascinantes

Acaricio la cabellera suave de la menor, ella frunció levemente la nariz causando ternura en Sana, recordando las veces en que Jihyo hacia eso sin darse cuenta, al igual que morder sus labios, era un hábito en ella.

« Jihyo mordió su labio en forma de concentración, su mano temblaba un poco, quién diría que quitar una pieza del Jenga fuera tan complicado.

—Vamos Hyo, rindete, vas a perder—dijo sana con un leve tono burlón—Silencio Sanashi, me distraes..—la pelinegra cayó a la mayor para así seguir tratando de quitar la pieza, aún así un mal movimiento provocó que la estructura cayera haciendo que Jihyo maldiciera—Mierda, tonto juego—

—Vamos, nena, no le heches la culpa al juego—Jihyo frunció su nariz en muestra de molestia, a veces no le gustaba que Sana fuera igual de competitiva que ella. »

Sana suspiro, con cuidado fue dejando a Jihyo acostada sobre el sillón, tomo su playera para ponersela al igual que sus bragas, observó a la menor dormir un momento. Verla dormir tan plácidamente la hizo notar qué Jihyo realmente no dormía bien, las ligeras ojeras bajo sus ojos lo delataba.

Aún sigue lloviendo

Camino hacia la cocina para empezar a hacer el desayuno, pasaron todo el día de ayer juntas, retomando el tiempo perdido en donde ninguna había vuelto a tener un contacto tan íntimo con otra persona.

Cuando está niebla de disipe

El olor despertó poco a poco a la menor, notando que Sana no estaba ahí pero por el ruido de la cocina, supuso que hacía el desayuno, se sentía tan feliz por volver a sentir el amor, por volver a tener a Sana, por volver a sentir que la niebla de su corazón se iría y así mostrarle el camino a la mayor.

La lluvia seguía, nunca dejo de llover desde la madrugada de ayer, Jihyo se vistio de la misma manera que Sana, cuando se levantó sintió el frío piso, aún con la calefacción el piso se sentía frío, probablemente era el fresco que generaba la lluvia, no le dio tanta importancia para ir a la cocina.

Correré hacia ti con mis pies mojados

Observó a Sana cocinar, verla haciendo todo de manera tan calculada y con experiencia hacia pensar a Jihyo que ella se veía sexy, camino a ella para abrazarla por la cintura, apoyando su barbilla en el hombro de Sana.

—Buenos días, Sanashi—ese dulce apodo que la menor había puesto a Sana, era tan dulce y tierno como la dueña de este—Buenos días, Hyo, ¿Que tal dormiste?—

—Contigo a mi lado, de maravilla, hace mucho no dormía tan bien—

—Sientate, en un momento sirvo el desayuno, probaras un magnífico platillo—la mayor sonrío—Tu siempre haces magníficos platillo, Sanashi—

Y por favor, sostenme en tus brazos

Con eso jihyo fue a sentarse en la mesa del comedor, esperando a que Sana terminara de hacer el magnífico desayunó, en lo que esperaba Jihyo pensaba en comí habían sido sus noches anteriores en su departamento, que a pesar de estar amueblado y con Buu, se sentía tan vacío y sin color.

Esa luna se veía solitaria

Recordó como era estar sentada en su alcoba, fumando un cigarro y bebiendo un whisky que algún cliente le habrá regalado por lo bien que hizo su trabajo. Observaba en silencio el cielo oscuro, que tenía pequeñas estrellas y la luna brillando, se sentía tan sola y sin compañía, a pesar de haber intentado tener otras relaciones nunca funcionó y tampoco tuvo la suficiente confianza como para mostrar su alma de nuevo.

𝓢𝓽𝓲𝓵𝓵 𝔀𝓲𝓽𝓱 𝔂𝓸𝓾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora