Razones para odiarte

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había pasado la primera semana desde mi llegada y el pequeño y molesto incidente, aparte de toparme con el imbécil de Eitan, hablé muchas pero muchas y cuando digo muchas, muchas veces con mi mamá, salí un par de veces con Abbie y los chicos, al final no todo era malo, tenía nuevos amigos y estaba haciendo lo que más me gustaba.

era ya las doce de la noche y estaba que moría de hambre, pasé toda la tarde estudiando que no me fijé la hora, así que con cuidado de que no hubiera nadie, me dispuse a buscar comida, todo el pasillo estaba obscuro y no había señal de un alma con vida; salí caminando en puntillas hasta que por fin llegué a las expendedoras que estaban en uno de los pasillos de clases. metí unas un billete presioné el botón para comer lo primero que cayera, pero para mi mala suerte, el empaque se atoró, comencé a sacudir con fuerza la maquina pero no salía nada.

-mierda- solté en susurro para después deslizarme y caer sentada en la pared.

-necesitas ayuda?- dijo una voz masculina, yo conocía esa voz, esa maldita voz

-lárgate, no te quiero cerca- le dije con pocos ánimos

Eitan simplemente me ignoró y yo no se como le hizo pero en un momento me extendió la maldita bolsa de papas.

-te dije que te largaras- tomé rápidamente la bolsa y la abrí para comenzar a comer, moría de hambre

-un gracias sería mejor- se sentó a mi lado y tomó una de las papas- pero es mejor esto

- eyyy, son mías- me quejé y alejé la bolsa un poco

-eyy, yo las saqué- se burló- eres detestable, lo sabías-

- me da igual, no vine a caerle bien a los demás y mucho menos a un pendejo como tú- 

- bueno, al menos soy un pendejo con encanto y tú que eres Martin, una estudiante más que entra y saldrá de este lugar, das asco-

-si tanto asco te doy que haces aquí- lo miré muy molesta, este chico era insoportable, enserio

-yo vine por comida, tú eres la dongsaeng(persona pequeña)- Eitan se levanto y se dispuso a marcharse

-ey, gusano de alcantarilla, esperáme, no pienso quedarme aquí sola- me levanté y lo seguí, sus pasos eran tan largos que me costaba seguirle el paso.

-Él paró en seco haciendo que tropezara pero nuevamente y no se como actuó de manera instantánea y me sostuvo, ahora estábamos inclinados como esa típica pareja de los cuentos de hadas cuando están a punto de besarse.

-para empezar no soy el gusano de tu alcantarilla, al contrario, debería ser el príncipe de tus sueños; segundo, no se porque me persigues si lo único que sale de tu diminuta boca son puros ladridos-

- oye, perdón que mis "ladridos" lastimen tu falso y torcido Ego, pero de mi diminuta boca sólo sale la verdad-

- ok dongsaeng, hagamos algo, tú dejas de insultarme y yo prometo disculparte por ser una grosera-

-es enserio?, porque no dejas tu estupidez en la habitación un momento e intentas estrenar un poco de tus neuronas al menos y ya deja de llamarme dongsaeng-

-si lo que tu digas, y porque no vas y averiguas tu misma que es lo que hay en mi habitación- me dijo en tono seductor, asco, pero fue justo en ese momento que me di cuenta de algo

-ehh, gusano- solté nerviosa

-ohh estás nerviosa? ya sabía que no te resistirías tanto-

- escucha idiota, aún no me sueltas- y justo en ese momento ambos nos quedamos en silencio asimilando la situación, fue cuando sentí que mi espalda cayó contra el suelo, el idiota me soltó como si fuera un saco de papas, algo que no vale.

-vete a la mierda Eitan- me estaba levantando mientras veía como se alejaba el idiota ese.

Él siguió su camino y yo el mío que por "casualidad" íbamos por los mismos pasillos.

-se puede saber porque me persigues??-

-no gusano, voy a dormir contigo esta noche, imbécil, mi dormitorio queda por aquí, crees que te dije que me esperaras por gusto?' olvídalo- le dije pasando a un lado de él

sentí que Eitan me tomó del brazo y me apoyo contra la pared

-es mejor que cuides tus palabras- levantó mi mentón con suavidad pero en sus palabras había tanta crueldad, por un momento me asusté pero decidí encararlo

- que si no lo hago?- de un movimiento brusco le quité la mano de encima- no creas que puedes manejarme a tu antojo, no te confundas Eitan, que no soy como las demás

- que quieres??- dijo penetrandome con la mirada

- que?- eso sí que me sacó de onda

-dime Camí, que quieres que haga para que te alejes, no quiero tenerte cerca- cada vez más se acercaba y me miraba con tanta frialdad que hacía mis piernas temblar, esto era demasiado para mí pobre ser.

Yo ni siquiera podía hablar, sus palabras me sacaron de onda y sentía una fuerte resequedad en la boca

-no dirás nada??- Eitan se acercó tanto que pensé que me iba a besar, mi respiración se aceleró, podía escuchar mis latidos y justo cuando pensé que un sapo estaba por tocar mis labios, él se alejó. En ese momento sentí que volví a la vida, Dios eso fue tremendo

Apreté mi pecho con mucha fuerza y poco a poco mi respiración volvió a su normalidad
Levanté la vista, pero Eitan ya no estaba, eso sí que fue sorprendente y no para bien. Cómo pude entré en el dormitorio y las luces estaban apagadas, supuse que Abbie ya estaba dormida, así que con cuidado subí las escaleras y justo cuando abrí la puerta ella estaba sentada en mi cama con algo en el rostro que parecía mascarilla, otro susto tremendo, a este paso no duraría mucho, tienen que entender que mi corazón es débil.

-Donde estabas?- su tono era algo preocupado

- salí en busca de algo para comer, moría de hambre - dicho esto, me lancé en mi cama a su lado

- me asusté mucho, pensé que te habías fugado y te podrías meter en problemas- ella se acostó a mi lado, Abbie y yo habíamos formado una amistad tan única estos últimos días, me sentía tan bien con ella, era increíble como una persona podía entrar a tu corazón con cosas tan simples como lo era ella, linda, atenta, tierna y eso la hacía tan única, creo que después de todo ella no fue fruto de mi mala suerte, ella era el consuelo que necesitaba para sanar lo que estaba dañado.

-gracias- lo dije con tanta sinceridad

-porque?

-por cuidarme y ser tan atenta conmigo

-cami, tú lo mereces, en mi vida había tenido una amiga como tú, que no estuviera conmigo sólo por interés o hipocresía, tú me diste lo qu jamás pude tener, la verdadera amistad, gracias a ti

Sus palabras me llenaron de tanto gozo que me dieron ganas de llorar, abracé a Abbie con tantas ganas que terminamos en el suelo riéndonos a carcajadas

-vamos es hora de dormir, mañana será un gran día - la ayudé a levantarse

Ella se despidió y entró en su habitación, yo apagué todas las luces y me tumbé en la cama, mi mente tenía de todo; el suceso con Eitan, el susto de Abbie, luego sus palabras linda y sobre todo el momento intenso entre Eitan y yo, estaba hecha un lío, mi estómago sentía cosas y me asustaba porque sabía lo que sentía por Eitan, claro que no era algo lindo, lo detestaba pero luego de el suceso en el pasillo algo cambió, justo en ese momento entendí que las cosas cambiarían.

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2023 ⏰

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Hasta Que El Orgullo Se AcabeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora