Las clases habían terminado, y Craig se dirigió al patio para sentarse en una banca. El día transcurría normalmente, con una brisa suave y un cielo despejado.
—Craig, pensé que ya habías vuelto a casa—, dijo Clyde dándole un golpecito en la espalda mientras se acercaba. Tolkien y Jimmy también se acercaron, listos para irse a sus hogares.
—Vámonos, Craig, tenemos que probar ese nuevo juego en línea—, dijo Tolkien emocionado.
—No ahora, chicos. Le prometí a Tweek que lo acompañaría a casa—, respondió Craig con una sonrisa.
—Uu-uh, s-seguramente van a hacer algo m-más—, se burló Jimmy con picardía, intentando molestar a su amigo.
—Oh, vamos, dejen de molestar—, intervino Craig.
Habían pasado dos meses desde que Tweek y Craig comenzaron a salir. Su relación era completamente falsa, y habían acordado romper en cuanto terminara el intercambio de las estudiantes asiáticas, lo cual faltaba solo unas semanas. Ambos se sentían aliviados con la idea.Al principio, todo fue incómodo. La gente no dejaba de observarlos, y las preguntas se acumulaban, lo cual los agobiaba. Sin embargo, la única cosa buena que resultó de esa falsa relación fue una bonita y cercana amistad. Aunque no tenían mucho en común, se entendían a la perfección. A veces, Craig se preguntaba por qué no había tratado con Tweek antes. Sin duda, era una persona interesante, rara pero divertida. Habían prometido mantener su amistad después de que todo terminara.
—Hola chicos, ¿qué están haciendo? ¿También esperan a Tweek?— preguntó Wendy mientras se acercaba con Bebé y Red. Todos tomaron asiento junto a Craig.
Los saludos se intercambiaron, y los chicos notaron las cajas de regalo que las chicas tenían.
—¿Y eso?— preguntó Craig con auténtica curiosidad, dirigiéndose a Wendy.
—Oh, vamos, Craig. No tienes por qué ponerte celoso por unos regalos. Tweek también es nuestro amigo—, dijo Wendy con una sonrisa.
Craig la miró confundido, sin entender del todo lo que estaba pasando.
—¡Miren, es Tweek!— exclamó Bebé emocionada al acercarse a su amigo rubio. —¡Feliz cumpleaños!
Al escuchar esas palabras, finalmente Craig comprendió todo. Se sentía como un completo idiota. Mientras las chicas abrazaban y felicitaban a su amigo, Craig se acercó a los chicos.
—Estoy en problemas—, suspiró.
—N-no puedo c-creer que no sepas la f-fecha de c-cumpleaños de tu n-novio, eres un t-tonto—, comentó Jimmy.
—Oh, vamos, seguramente ustedes tampoco sabían—, defendió Craig.
—En eso te equivocas. Tolkien y yo lo felicitamos esta mañana—, dijo Jimmy con una sonrisa.
—Y yo lo encontré en el pasillo y lo felicité. Oh, vamos, Craig, de verdad eres un tonto—, agregó Clyde.
—T-tienes que r-remediarlo. Si yo fuera él, e-estaría sumamente e-enojado—, aconsejó Jimmy.
—Mierda—, murmuró Craig al darse cuenta de la situación en la que se encontraba.
El pelinegro caminaba de un lado a otro, tratando de pensar en algo. Sin embargo, pronto se vio rodeado por varias personas que se acercaban con curiosidad. Tweek y Craig eran el centro de atención en ese momento. Obviamente, al enterarse de que era el cumpleaños de Tweek, todos estaban ansiosos por saber qué regalo le daría su novio. La situación estaba empeorando.
—Hola, Craig, ¿nos vamos?—, saludó Tweek a Craig mientras se acercaba y le extendía la mano.—S-sí, claro, vamos—, respondió Craig un poco nervioso.