"¿Sabías que el espacio es finito? Mientras tú le sigas poniendo límites, será así"
Craig una vez me dijo esa frase mientras mirábamos las estrellas en su jardín, no entendí muy bien a que se refería, pero de algo estaba seguro, él no hablaba sobre el espacio.
Jamás había prestado mucha atención al cielo, tanto de día como de noche, hasta que mi novio me lo mostró de una manera completamente nueva. Recuerdo la primera vez que me compartió todo lo que había aprendido a lo largo de años de investigación. Sus ojos brillaban con entusiasmo, su voz era suave y llena de pasión. Verlo tan feliz mientras me explicaba todos esos conceptos era contagioso, y yo estaba absolutamente encantado de escucharlo.
Ese día, absorbí información que nunca antes había considerado. Aprendí que nuestro sistema solar no es el único en el vasto espacio, que existen más planetas de los que jamás habría imaginado y que las estrellas, a pesar de su apariencia inmutable, nacen y mueren constantemente. Me sorprendió descubrir que las estrellas, esas luces titilantes en el firmamento, en realidad tenían un ciclo de vida tan fascinante y efímero, yo de verdad pensaba que eran eternas.
A menudo, me encontraba confundido entre todas esas explicaciones. Sin embargo, Craig era infinitamente paciente conmigo. Me explicaba que el espacio era un fenómeno sin fin, lleno de maravillas que tal vez nunca llegaríamos a comprender por completo. Aunque en ocasiones me resultaba abrumador, comprendía que lo esencial era aprender lo que estaba a nuestro alcance.
Cuando Craig me compartía estas ideas, experimentaba un tipo de miedo. Un miedo difícil de definir, pero latente. Quizás el saber que nunca podríamos abarcar y entender por completo algo tan vasto como el universo me generaba una especie de ansiedad."¿Crees que llegaremos a conocer todo el espacio algún día?", le pregunté una vez, deseando que su respuesta fuese afirmativa. Craig me miró con ternura y esbozó la sonrisa más cálida que jamás había visto. "Quizás, si exploramos en todas direcciones, si desentrañamos lo que otros pasaron por alto, es muy posible", respondió con confianza.
Sonreí y entrelacé mis dedos con los suyos mientras apretaba su mano con firmeza. En respuesta, Craig depositó un suave beso en el dorso de mi mano."Craig, ¿crees que la gente se tomará la molestia de aprender más sobre el espacio? Me refiero a ir más allá de lo que ya se sabe", le pregunté, permitiéndome mostrar mis pensamientos más profundos. Mi novio acarició mi cabello y, tras una pausa, finalmente respondió: "Yo soy una de esas personas, y puedo asegurarte que hay muchas más ahí afuera para las cuales el espacio es un tema fascinante, digno de explorar en detalle".
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Después de salir de la cafetería de mis padres, me encaminé hacia la tienda a comprar varios materiales: cartulinas de distintos colores, papel fluorescente, cinta adhesiva, brillantina, pinturas y pegatinas llenaban mi cesta. Mi objetivo era claro: mostrarle a Craig todo lo que había descubierto sobre el espacio, mi espacio. Tal como él lo hizo conmigo, quería presentarle cada detalle de mis hallazgos.
De vuelta en mi habitación, me dispuse a convertirla en un espacio lleno de maravillas cósmicas. Ordené mi desorden con esfuerzo y comencé a decorar con entusiasmo. Esta noche, Craig se quedaría a dormir en mi casa. Después de sus clases de violín, vendría directamente aquí. Todo debía estar perfecto.Dediqué días enteros a investigar mi espacio en serio. Descubrí curiosidades que rara vez se compartían con el público en general. El entusiasmo me inundaba, ansiaba que mi novio fuera la primera persona en escuchar todo lo que había recabado.
Mi habitación estaba finalmente lista. Colgantes de estrellas y planetas adornaban cada rincón. Cubrí la ventana con cartulina negra para crear un ambiente más íntimo y misterioso. Solo usamos una lámpara para iluminar el espacio. Cuando el timbre sonó, supe que Craig había llegado. Mi madre lo recibió amablemente y lo invitó a pasar. Bajé rápidamente para saludarlo y nos dirigimos a cenar, disfrutando de una velada agradable y relajada.
