27.Bintang

319 42 0
                                    

El sonido de las risas era lo único que resonaba en el local.

Había pasado una semana entera desde aquel foráneo día y si era sincero, aún no podía procesarlo correctamente. Su padre se había puesto de rodillas con mano al pecho y había gritado a los cuatro vientos sus disculpas y prometía compensar todo. JiMin quería hacerle saber que no era necesario realmente, él no lo odiaba. Si alguna vez lo lastimó, eso ya era pasado. Pero los Park son considerados por ser tercos así que solo asintió y lo abrazó.

Todo era distinto ahora.

En el pasado, él se habría despertado, preparado un café e iniciar la "ostentosa" vida de papel que actuaba. Ahora, su padre lo despertaba con un beso en la frente mientras le dice que baje a desayunar que se le hará tarde. En la institución (antes), justo en la entrada fijaría una sonrisa en su rostro y conversaría con el tumulto de gente que lo esperaba en la entrada, deseándole un buen día, preguntándole si durmió bien, comió, etc. Ahora, si bien la gente seguía ahí, ya no sentía ese vacío en el pecho luego de hablar con todos ellos, ¿Cómo podría sentirlo si atravesando ese grupo se encontraba un chico pelinegro con mechas azules que le dedicaba una hermosa sonrisa mientras lo veía con amor? Darle un pico en los labios y ver sus mejillas sonrosadas era simplemente un sueño del cual no quería despertar.

Jungkook ahora estaba siempre junto a él. Si bien ellos conversaron mucho acerca de lo que ambos sentían— resolviendo dudas y entendiendo ciertas conductas— era ridículo ocultar sus sentimientos, así que se hallaban en una especie de "casi algo".

YA QUE NINGUNO TENÍA LAS BOLAS PARA OFICIALIZAR.

Perdonen a la autora, sus protagonistas la hacen sufrir.

En fin, volviendo al tema.

— ¡Digan wisky ~!

—Wisky~ — dijo sonriendo la parejita ante el pedido de Jimin tomando miles de fotos por segundo de ellos.

Jungkook recostado sobre el pecho de JiMin, ambos en el suelo apoyados en la pared del centro deportivo.

TaeHyung había gritado y llorado de la felicidad cuando los vio llegar al instituto agarrados de la mano y despedirse con un beso. Pero quebró su lápiz cuando JiMin le dijo que aún no oficializaban nada, justo en clase de álgebra. A muy en cambio de Seokjin que solo se reunió con JiMin para felicitarle por conseguir a su Jungkookie y que si llegaba a lastimarlo que se vaya cambiando de nombre, ciudad y cara. Lo turbio de la situación era que Namjoon se encontraba detrás de este mientras tronaba sus dedos y tensaba sus músculos. Dios, un manazo y no necesito operación para cambiar mi cara. Había pensado Taehyung en ese momento.

Más eso pasaba a segundo plano justo ahora, cuando se encontraba con el lindo porrista entre sus brazos mientras este organizaba la comida de los gatos del refugio.

Quiere pedirle que sea su novio, pero su lado tradicional indica que primero deberían ir a  muuchas  citas.

—Bebé.

Jungkook murmuró un "mh" indicando que le estaba escuchando, demasiado ocupado sumando los montos como para hacerle caso.

Lo apretó entre sus brazos.

—Darling, vayamos a una cita.

Al mencionado inmediatamente se le fueron todas las cuentas y los colores invadieron su rostro.

—Dios, no digas esas cosas tan de repente. — se quejó avergonzado.
A Park no podía parecerle más tierno, no se contuvo y mordió una de sus mejillas consiguiendo que el chico se removiera y quejara.

Rió. —Entonces...

Jungkook giró su cuello para poder verlo a los ojos, sonrió y le plantó un tierno beso. — Entonces más te vale ir pensando el lugar.

[°°°]

Oh, por supuesto que lo había pensado.

—¿A dónde vamos?

—A divercity.

Jungkook frunció el ceño. —Es joda ¿cierto?

No obtuvo respuesta.

Minutos después descubrió que no lo era; Sin embargo, no entraron al local de juegos. Compraron comida rápida en el centro comercial y vio a JiMin trepar el muro por detrás del local mencionado. Okey, justo ahora estaba muy confundido.

—Sube, príncipe. —le había dicho Taehyung antes de tirase al otro lado.

Idiota. —se recriminó— ¿Ahora será buen momento para contarle que me lesioné? Gruñía el porrista. En realidad, no era nada grave, solo un mal aterrizaje en sus prácticas, más no quiso preocupar a JiMin. Pero aun así temía no poder saltar esa altura.

Con una delicadeza impresionante flexionó sus brazos, logrado elevarse y pasar sus piernas lo más delicado que pudo. Vio desde lo alto como JiMin lo miraba expectante.

—¿Sucede algo, bebé? —preguntó al verlo indeciso. ¿Talvez podría tenerle miedo a las alturas?

Jungkook bufó y se cruzó de brazos, rendido. — Ayer me lesioné. ¡Y antes que digas algo! ¡No te lo dije porque sabía que me pondrías en una silla de ruedas! — renegó el chiquillo. Porque sí, JiMin lo cuidaba mejor que los guardias de Rusia.

Park lo meditó un momento. — Entonces, salta sobre mí. Yo te atraparé. — abrió sus brazos y le dedicó una brillante sonrisa.

Kook dudó. — ¿Lo prometes?

—Lo prometo.

Con total confianza acomodó su cuerpo de lado, cerró sus ojos y se empujó hacía el vacío.

Pronto sintió como su cuerpo era atrapado y acomodado en posición princesa, fuertes brazos rodeándolo y un casto beso depositado en su frente. Abrió los ojos. Su corazón latió desembocado en su pecho; siempre había leído que los ojos eran las ventanas al alma, pero los ojos de JiMin reflejaban en ellos una galaxia de color rosa claro donde su propia imagen estaba pintada dentro de un corazón. Así que esto es que te miren con amor, pensaba. Sin saber que sus ojos estaban en una parecida o igual condición.

Besó la punta de la nariz de su hyung interrumpiendo a este en su imaginación donde ya veía al chiquillo a su lado, casados, con dos hijitos, un gato y infaltable un hámster. —¿Vamos?

Park lo bajó y asintió, se tomaron de la mano y empezaron a andar por el frondoso pasto que habitaba en el lugar. Jungkook se tomó el tiempo de observar el lugar.

Era una colina. Llena de pasto un poco crecido, a causa de falta de podar, suponía. Había un árbol de tronco corto, con la copa frondosa, dándole un toque único al lugar.

Sintió a JiMin soltar su mano y ponerse delante de él, indicándole que le haría caballito, emocionado se subió.

Riendo a gritos subieron hasta la cima de la colina donde había visualizado el árbol y sus ojos brillaron cual luceros al ver la increíble vista que tenían de la ciudad.

—Solía venir aquí solo — le comentó. — Jimin no sabe de este lugar, es mi lugar seguro, supongo.

Ambos se sentaron en el césped, Jungkook recargando su cabeza en el regazo de JiMin.

—Es muy bonito— comentó el porrista.

JiMin bajó su mirada hacía a él, sonrió. —Es mucho más bonito contigo aquí.

Jungkook se sonrojó. —En realidad— picó la mejilla de su hyung— Es mucho más lindo el hecho que mi lugar seguro está en su lugar seguro.

No pudo ni ver la reacción de mayor ya que en un parpadeo tenía los labios del pelinegro junto a los suyos, pegándose de una manera tan dulce; tan correcta, que solo podía hacer revolotear mariposas en su estómago. No. creo que son rinocerontes.

Cuando se separaron se miraron por alrededor de diez segundos lentos, antes de volver a su posición inicial, con JiMin acariciando los suaves cabellos y Jungkook contándole como había sucedido su lesión. Ambos olvidando la comida enfriándose en la mochila del mayor, sin importarles nada más que ellos dos juntos.

Siendo la naturaleza, la luna y las estrellas los únicos espectadores del amor que brotaba la pareja de enamorados.

*Bintang: estrella en malayo.

Salta Sobre Mi ༄Jikook •AdapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora