🍼 4 🍼

380 40 0
                                    

El ruido era sordo para él. La comida ya no se veía apetitosa y sus piernas ansiaban salir corriendo de ahí. Todo era diferente ahora, de alguna manera, ya nada era lo mismo, a pesar de que sólo había pasado un día desde que vieron imposible la opción de abortar.

-Han, oye amigo, ¿estás bien?

Parpadeó atontado, llevando la mirada a su mejor amigo en un movimiento tosco y rápido, como si recién despertara.

-¿Eh?

-Preguntaba si estás bien, pero ya veo que no, ¿quieres hablar?

-De hecho, necesito hablar contigo.

-Bien, adelante.

Han siguió al otro hasta su oficina. El olor al aromatizante se expandió de manera agraciada, refrescando un poco sus neuronas dormidas. Se echó en uno de los sillones de la pequeña sala y observó como el otro preparaba una taza de café.

-¿Me necesitas como amigo o como jefe? -consultó, entregando la taza de café.

-Ambos -respondió, perdiéndose luego en un sorbo.

El de cabellos oscuros se sentó en su asiento, sintiéndose aún más curioso y extrañado por el tono de voz. Lo vio dejar la taza sobre la mesa y acomodar los codos sobre sus rodillas, recargando la frente en sus puños.

-¿Qué sucedió?

-Minho... -le miró-... Voy a ser padre.

El aludido se atragantó con su propia saliva. Salió explotado de su lugar en un respingo que espantó al otro. Sus ojos enormes tan sólo aumentaron más su volumen. Luego perdió toda su habilidad de habla y se puso a boquear.

-¿Qué? Mierda... ¿Qué has dicho?

-Eso, voy a ser papá, ¿cuántas veces voy a tener que repetirlo?

-Mil veces, por favor... Digo, Han, nunca me hablaste de tu novia y ahora vienes y me jodes con esto.

-No es mi novia -aclaró.

El otro se quedó quieto con las cejas alzadas, acercándose apenas unos pocos centímetros hacia su amigo.

-¿Embarazaste a una p...

-¡Cállate! -le interrumpió, horrorizado-. Por supuesto que no, nunca caería tan bajo, ¿de acuerdo?

-Bueno, entonces ilumina el camino de este pobre ignorante porque te juro que no entiendo ni un carajo.

Han se mordió el labio, frunciendo el ceño. Lee Minho era su mejor amigo, es más, era su hermano de otra sangre. Nunca ninguno de los dos se habían ocultado algo, o eso hasta que _____ llegó a su vida. La señorita tierna era la protegida de todo mundo por simplemente compartir sangre con Bang Chan. Minho le había contado lo consentida que era la chica y lo sobreprotegida que era principalmente por su hermano mayor.

En un principio, Han no la veía con un interés más allá de socializar, pero después le fue imposible mantener sosegados a sus instintos varoniles teniendo en cuenta que la ajena despertaba cierto interés en él. Cuando supo que sus deseos eran correspondidos, no se lo pensó ni dos veces para cruzar esa línea, claro, prometiéndose siempre a sí mismo que aquellos encuentros se los llevaría atesorados hasta la tumba.

O al menos eso es lo que pretendía en un inicio.

-La mujer en cuestión es..., _____, la hermana de Bang Chan.

Minho juró que iba a ponerse a llorar del estrés en ese momento. Nunca esperó recibir tantas bombas de esa manera por parte de Jisung. Su colitis y gastritis parecieron regresar de golpe y se sintió deseoso por tomar un ansiolítico del más fuerte que hubiera almacenado en su cajón. A esas alturas ya ni siquiera le apetecía seguir investigando, pero su amigo lucía como una bomba de tiempo descompuesta que necesitaba explotar de manera urgente.

SUEÑOS ROTOS || HAN JISUNG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora