🍼 5 🍼

370 37 2
                                    

Definitivamente era extraño.

Un día, ella estaba jadeando, llena de placer en una cama cómoda con un amante endemoniadamente atractivo. Otro día, ella y ese mismo amante jadeaban incrédulos porque se enteraron de que iban a ser padres. Un siguiente día, jadearon porque querían borrar el error de sus vidas, pero los planes se voltearon en su contra. Y finalmente, en ese día presente, ella jadeaba con fastidio porque no podía dormir sintiendo los brazos del otro rodeando su cintura ya más abultada.

-¿Estás bien?, ¿vamos al hospital?

La voz modorra le pegó en el oído. _____ se aprovechó de ello y se levantó, sentándose sobre el colchón, mientras negaba con la cabeza.

-Estoy bien, sólo, no me puedo acostumbrar, lo siento.

Han frunció el ceño, pero luego la imitó y se sentó sobre su lugar con la espalda recargada en la cabecera.

-También es difícil para mí -murmuró.

-¿Cuál es tu trauma? -curioseó, ganándose una ceja alzada-. Digo, el trauma que te obligó a no querer compartir tu vida con alguien.

Han lo entendió. No eran idiotas, su libertad no era lo único que querían proteger, en realidad, eso era lo de menos. Claramente ambos tenían una verdad que los obligaba a tener miedo de enamorarse, por eso querían evitar el tema a como diera lugar, sin embargo, al final parecía que todo estaba destinado a salirles mal.

-La relación de mis padres -musitó-. Te lo dije, viví un infierno con ellos, porque no supieron entender que no se amaban... Yo totalmente no quiero terminar odiando a alguien que llegué a amar en su momento -suspiró-. ¿Qué hay de ti? No me puedo imaginar qué crueldad le pasó a la menor de los Bang.

_____ sonrió sin tanta gracia. Todo mundo sabía que ella era la consentida de la familia, la amada y la que todo podía tenerlo en la palma de su mano. Básicamente, no habían razones para que tuviera sufrimientos en su vida y claramente era normal que no le creyeran sus broncas o bien, que se las minimicen.

-Hasta hoy, sólo conozco dos tipos de hombres en una relación, o al menos, en una probable relación donde yo esté implicada -se lamió los labios, con la mirada en la pared de enfrente-. Primero; el que va a tratarme como figurita de porcelana por el peso de mi apellido, y segundo; el que va a terminar arruinándome de todas las maneras posibles sólo para aprovecharse de mi fortuna -sonrió-. A decir verdad, hay más posibilidades, pero esos son los grandes extremos que me he encontrado dentro de mi círculo social y familiar... Mis padres se aman, pero ellos prefieren mantener sus billeteras rechonchas, por otro lado, Channie dice que para estar en una relación se debe ser maduro mentalmente para sobrevivir a los problemas propios, ajenos y de ambos, él fracasó dos veces en sus casi matrimonios porque es más grande su dedicación con la empresa que con sus amadas, así que el amor que no puede derrochar románticamente con alguien más lo termina derrochando conmigo a manera de sobreprotección.

-Y gracias a ello no quieres salirte de esa cajita de cristal donde te tienen metida -adivinó.

-Exacto -asintió-. Contigo, la conexión que siento sigue siendo meramente sexual, de deseo... A pesar de todo, sigo aferrada a la ideología de cero relaciones amorosas, y me va a resultar difícil hacerlos de lado en un par de semanas.

-Te entiendo perfectamente...

-Pero honestamente quiero intentarlo -añadió.

Han se quedó en silencio. Parpadeó un tanto confundido y luego la miró, sin saber cómo reaccionar.

-Íbamos a abortarlo, le debemos una familia unida, pero más allá de eso, la razón por la que me comporto de esta manera tan arisca, es únicamente porque no entiendo cómo es este terreno y, de todo corazón, te pido tu comprensión y paciencia.

No sabe por qué, ni tampoco es como que estuviera prevenido, pero su corazón parecía que iba a salirse de su pecho en cualquier instante. La voz de su amante era bella, suave y dulce con un toque maduro que la volvía envolvente. Escuchar todo aquello de su parte sólo logró que el estómago le revoloteara y que se sintiera más eufórico que cuando suelen enredarse entre las sábanas de su cama.

Han Jisung era un ser humano. Él también tenía miedo de todo. Repentinamente ahora estaba obligado a adoptar una vida madura y olvidarse de los libertinajes porque más adelante tendría que ser el buen ejemplo de una creación suya. Con Minho y otros amigos, él siempre se visualizó a los cuarenta y tantos, como un señor rabo verde, que malgastaría su dinero en mujeres de la vida galante y sin preocupaciones verdaderamente de un adulto responsable. Pero como todo, sus planes se habían arruinado, para bien o para mal. Por ello, escuchar que _____ quería intentar amarlo por el bebé y por ella misma, le dejó un revuelto en el corazón que más allá de desagradarle, se sintió gustoso para él.

No supo qué responder. Las palabras no nacieron y su cerebro no funcionaba eficazmente en ese momento, así que lo único lógico y funcional que se le ocurrió, fue tomarla de la nuca y robarle ese beso que se había estado aguantando desde hace ya un rato.

Por primera vez, después de unas muchas semanas sin tener relaciones, sus labios volvían a reencontrarse, sólo que ahora no tenían segundas intenciones y contrario a ello, su entorno se sintió más tranquilo y pasivo, muy lejano al ambiente tenso y desconocido del inicio, sintiéndolo incluso como correcto.

****

-Debes programar una cita en el médico, no has vuelto a ir a un bendito hospital desde el día que fuiste a informarte sobre el aborto.

_____ suspiró por quinta vez en esos diez minutos. Las caricias que su hermano estaba dejando en su barriga la estaban arrullando, pero sus reprimendas no le estaban permitiendo dormitar como tanto lo deseaba hacer.

-Tengo que preparar la siguiente campaña publicitaria para la colaboración con Maybelline, no tengo tiempo.

-Puedo dejarle la tarea a Lisa.

-No, no puedes y no debes, esa campaña es mía y yo me la gané con mucho esfuerzo -indicó-. Te prometo que apenas presente la campaña, iré al doctor.

-Ya tienes diecisiete semanas, debes tener al menos un historial de dos citas para comprobar que el bebé esté creciendo bien -reprochó, suspirando luego, cuando vio los ojitos dormilones de su hermana menor-. Está bien, haz tu campaña, pero ya no debes procrastinar luego, estamos hablando de la salud de tu bebé y por supuesto de la tuya... Además, me llena de curiosidad saber por qué tu ombligo sigue normal.

_____ se quejó, levantándose a duras penas del sofá con la ayuda de Chan. Tenía que retirarse y seguir con su trabajo, su escapada al final le tomó más tiempo de lo esperado.

-Deja de fastidiarme, nana -rodó los ojos-. Por cierto, la cena en mi casa para el fin de semana, comenzará a las ocho, así que trata de llegar treinta minutos antes.

Chan asintió acercándose a la menor, para abrazarla. Nadie podía culparlo, su instinto protector aumentó más después de la noticia y con ello la necesidad de mostrarse más empalagoso con la madre de su sobrino.

-Me alegra saber que finalmente vayas a decirle de tu bebé a la familia -le besó la coronilla-. Pase lo que pase, estoy contigo a tu lado.

-Tengo que hacerlo -murmuró-. Además, es necesario que tú colapses mucho antes que la familia entera... Ahora me voy.

-Bien, llegaré desde antes.

-¡Graciaaas~!

♥️

SUEÑOS ROTOS || HAN JISUNG Donde viven las historias. Descúbrelo ahora