CAPÍTULO 3 - NUEVO COMIENZO

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A pesar de todo lo ocurrido, la vida continúa. Transcurridos unos meses, llegó el momento de mi coronación y yo todavía no me siento preparada para convertirme en la gran monarca de este país. Aún me quedan muchas cosas por aprender y lo más triste es que mi padre no está para guiarme. ¿Y si no cumplo con las expectativas? Me invaden mil dudas, siento pánico y miedo a la vez.

Desde que mi padre murió mi madre ha sido la encargada de enseñarme como debe ser mi postura cuando me siente en el trono, como debo sujetar el cetro y la Orbe. Cómo mi cabeza debe permanecer erguida mientras que el Arzobispo me coloca la corona. También me ayuda a ensayar mi juramento y básicamente todo lo que es requerido para la ceremonia.

Una vez libre después de los ensayos, decido reunirme con el Sr. Stillington.

—Marvin, ¿Conoce al hombre... el hijo del escultor? Creo que su nombre era Harry —le pregunto a uno de los lacayos.

—Si, Su Alteza. ¿Qué necesita?

—¿Podría mandarle un mensaje para que me visite? Necesito reunirme con el tan pronto como sea posible.

—Por supuesto, Su Alteza —hace reverencia y se retira.

Mucho más tarde, me encuentro en la Sala de Audiencias cuando me anuncian que el Sr. Stillington había llegado. Asiento y entonces lo veo entrar.

—Su Majestad —se inclina agarrando mi mano y dándole un beso.— Mi más sentido pésame por la muerte de su padre.

Se me hace raro escuchar a las personas llamarme así, pero supongo que es algo de lo que debo ir acostumbrándome.

—Gracias —le muestro una pequeña sonrisa.— Aunque todavía no lo soy oficialmente, así que ahórrese las formalidades y llámeme Arabella"

—Por supuesto, disculpe- —Se aclara la garganta— Discúlpame Arabella.

Estaba por empezar a explicarle al Sr. Stillington el por qué lo he mandado a llamar cuando de repente me interrumpe para disculparse también por lo de la noche anterior, es que quería añadir un poco de magia... fueron sus palabras. Supongo que un Buenas noches hubiera sido suficiente pero ese no es el caso, por lo que por fin procedo a explicarle el por qué está aquí.

—Quería hablar con usted porque quiero que haga una escultura para mi Coronación. ¿Cree que podría tenerla a tiempo?

—Supongo que sí —responde.— Pero, primero de todo, si quiere que nos ahorremos las formalidades, vamos a tutearnos y segundo, voy a necesitar que poses para mí en mi taller, si te parece bien.

—¿A qué te refieres...? —le pregunto confusa.

—Quiero decir —se aclara la garganta.— Necesito hacer algunos bocetos, antes de nada. No hay problema en que yo venga aquí pero allí tengo todo el material que necesito —aclara Harry.

—Ya veo... entonces creo que no hay problema. ¿Mañana a esta hora?

—Mañana a esta hora es perfecto —sonríe educadamente.

—Gracias, Sr. Stillington —le ofrezco mi mano.

—A su servicio, Su futura Majestad —la agarra suavemente y le vuelve a dar un beso.

Cuando Harry sale de la habitación, suelto un suspiro. Este hombre es tan misterioso que despierta en mi cierta curiosidad por querer seguir conociéndole más.

El Reino del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora