¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La fecha más temida para Draco se acercaba, no quería pensar en eso. Después del beso con Cedric en el campo de quidditch, las cosas se habían puesto más y más subidas de tono bajo el Árbol de Cerezo.
Cedric se derretía entre sus brazos y él muchas veces se perdía en las caricias. No quería que la primera vez de ambos fuera de esa manera, él era un Malfoy y los Malfoy siempre entregaban a sus amantes una primera vez inolvidable.
Cedric siempre había estado con chicas, aunque dudaba que hubiera llegado más lejos que un simple par de besos subidos de tono. Debía dejarle claro que el sexo con un hombre era completamente distinto a lo que hubiera experimentado con Chang o alguna otra y para eso... primero debía hacer una petición en forma.
Para ello, utilizaría la asquerosa y ridícula fecha de la que habían estado hablando.
Por esa razón es que había estado trabajando en un obsequio adecuado. Algo mágico y que le gustará al Hufflepuff.
En ese tiempo que habían sido amigos, Draco descubrió en Cedric, no solo a una persona agradable y con sentido del humor, el castaño era dulce y amable y lo arrastraba a ser menos desagradable.
Cedric hacia eso con la nariz cuando estaba molesto que a Draco le provocaba ternura, también fruncía el ceño cuando leía o estaba muy concentrado.
A diferencia de Harry, Cedric no buscaba despertarle celos, por el contrario, si alguna chica se acercaba más de la cuenta colgándose de él. Cedric con una sonrisa dulce se soltaba y tomaba una distancia prudente. Chang incluida, dado que de un tiempo a la fecha buscaba al Hufflepuff con ahínco.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Por qué eres así conmigo?– dijo la chica asiática con lágrimas en los ojos.
—No entiendo a lo que te refieres. No soy de ningún modo en particular.
—Quiero volver a ser tu novia– Cho le abrazo por sorpresa buscando besarlo cuando vio al cuarteto de plata doblar la esquina del pasillo donde ellos hablaban. Cedric no lo vio porque les estaba dando la espalda. —Me amas Cedric y yo te amo a ti... sé que has intentado darme celos... bien, lo conseguiste te amo y estoy aquí. Volví.
