Capítulo dos. Mi pueblo.

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Han pasado unas cuantas semanas desde que V'har me raptó y repatrió en su pueblo, he aprendido un poco del lenguaje local y sé que se autodenominan "K'lnull", también me explicaron que la letra antes del apóstrofe suele indicar el parentesco entre familias; me explicaron que hay más gente en la distancia y que ellos eran los precursores del lenguaje pues las aldeas que existen eran parte de una gran civilización unificada pero separada por una especie de guerra, o lo que ellos llaman: "Szala'an".

Conviví mucho con V'har, ya que él tenía mucha paciencia al momento de intentar enseñarme cómo comunicarme con su gente, yo daba todo de mí pues por supuesto que estaba contento de formar parte de una civilización donde pudiera hablar y ser entendido, quería saber cómo ser útil después de todo. Un tiempo después de aprender el modo de comunicarme, seguido de cultura y por último, entrenamiento para saber cómo defenderme, el líder M'ann decidió que era buena idea probar mis habilidades de comunicación y me retó a un juego de destreza que consistía en que uno de os aldeanos describiría a alguien más con palabras y yo tenía que averiguar quién era, si acertaba más de la mitad de las veces, podría ser parte de uno de los equipos de recolección y exploración, si no, debía limpiar las letrinas por una semana, aun sintiendo algo de nerviosismo, accedí a poner a prueba mis conocimientos.

Por supuesto y como era de esperarse perdí, de quince intentos solamente supe aceptar a la descripción de V'har (sólo porque él se señaló cuando lo describieron), M'ann soltó una carcajada y me mandó a limpiar incluso los deshechos de los animales de la granja, sólo vi algunos animales corpulentos, con cuernos cortos, seis patas, una cola y un solo ojo; sudaban una especie de leche azul de olor parecido a las bayas que comí cuando recién exploré mis alrededores hace ya algunos ayeres, un animal muy similar a mí pero mucho más pequeño, incluso más pequeño que los aldeanos pero, cubierto de pelo a excepción de su cara, manos, patas y pecho; habían muchos de estos repartidos en todo el establo que, por cierto, era tan grande como la aldea, el más raro de todas las bestias habitantes de K'lnull, algo muy semejante a un canino, éste animal poseía extremidades en forma de alas, pero, no podía emprender el vuelo con colmillos que salían de su hocico y unas patas con cinco dedos sin uñas; cada uno ensuciaba su lugar de estancia peor que el anterior pero no podía rechistar en mi trabajo ya que mi palabra me lo impedía, de día trabajaba hasta sentir morirme y de noche despertaba a V'har para más lecciones de lenguaje.

Poco a poco me fui dando a conocer en la aldea como "Lza'Ádenis" que significaba "El honrado Ádenis" pues solía apostar con los lugareños por trabajo, muchas veces gané y muchas otras perdí pero me gané mi nombre a pulso, cumpliendo siempre mi palabra fundé mi linaje, no diré que me gané el respeto de todos, pero vaya que sí el cariño de muchos, solía ayudar a construir más chozas, descubrimos juntos la pólvora por accidente y la usamos para celebrar el cumpleaños treinta y nueve de M'ann con fuegos artificiales; no hubo momento más feliz en todo el tiempo que llevo aquí que cuando vi mi primer parto, me sentí tan contento de saber que ésta civilización estaba floreciendo a paso lento pero seguro, ¿qué nos esperará en unos años si seguimos avanzando como lo hacemos ahora? ¡Esto debieron pensar los primeros pobladores de mi mundo!, Estoy contento de ser precursor en este momento de mi pueblo, quiero ser recordado como justamente eso, un fundador.

Han pasado unos cuántos meses de aquel primer parto en el que tuve la dicha de admirar de cerca; algo que llevo tiempo pensando es que aquel niño ya camina por su cuenta, cosa que me hace cuestionarme el tiempo de crecimiento para la especie de mi hermano V'har, quizás, aunque parezca un hombre mayor que yo, sea mucho menor que yo. Pensé en preguntarle, pero sería estúpido pues él desconoce mi noción del tiempo y explicarle sería aún más difícil.

Hoy acompañé a T'karr, el líder cazador de nuestra aldea, a un lugar muy cerca del claro donde establecí mi primera cabaña cuando desperté hace un tiempo aquí; pensé en cómo fue que llegué a donde estoy ahora y entré en conflicto al no saber separar mis recuerdos de esta realidad con la de mi proveniencia y preferí sólo enfocarme en el trabajo con mi compañero. Él era alguien fuerte, no sólo de cuerpo sino de carácter, lo he visto discutir con M'ann a golpes y gritos y aun así salir victorioso, lo cual me sorprende pues eso habla de cuánto respeto le tienen a su líder aún después de perder combates. Vi a lo lejos una especie de ciervo extrañamente grande (que era lo que estábamos buscando), se lo comuniqué a mi compañero y nos dirigimos sigilosamente hacía el lugar donde este animal se escondía, mi compañero saltó de un lado y yo me quedé bloqueando la huida del ciervo en el lado contrario, estrategia que funcionó perfectamente, luego de cortar la cabeza del animal, nos lo llevamos de vuelta a K'lnull. T'karr era alguien callado, pero cuando regresábamos a la aldea por fin abrió la boca con la pregunta obligada: "Lza'Ádenis, ¿de dónde eres?", dijo. "De muy lejos", contesté mirándole. "Pues no te pareces a nada de este mundo", me respondió y se detuvo a unos pasos de mí cerrándome el paso. En este punto yo ya sabía que esto no pintaba bien y que ésta era la razón por la cual él no hablaba conmigo, no confiaba en mí.

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