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Las gotas de lluvia bajaban por la fría ventana, aunque dentro de la habitación era cálido, podría notarse el ambiente frío, hasta abandonado.

trataba de concentrarme lo suficiente para seguir escribiendo, pero nada salía de su imaginación, solté un gruñido de frustración.

– Carajo -murmure molesta. No podía creer que la inspiración aún no llegaba a mi, llevaba horas tratando de crear algo que pudiera satisfacer mi saciedad. Me abrace a mi misma y mire las gotas de lluvia, buscando un poco de tranquilidad.

Estar en un pequeño pueblo a le lejanía de cualquier persona me hace sentir bien, pero también abrumada. Parece que no importaba que hiciera nunca era feliz y me comenzaba a preguntar si alguna vez lo sería.

Solté un suspiro tratando de disipar cualquier malo sentimiento o pensamiento de mi ser. Me levante de la silla y abrí mi ventana dejando que el frío golpeara mi cuerpo que era cubierto por un gran suéter, el pasto se veía sucio y los árboles alrededor se movían unos contra otros provocado por la gran llovizna y aire.

"Quien seré yo si la tristeza golpea mi puerta, no soy nadie para negar la entrada a aquel sentimiento"

Pensé, cerré la ventana de nuevo y mire mi habitación, recordé la fecha hoy era el día. Di unos pasos para agacharme y buscar debajo de mi cama aquella carta que habría guardado con miedo. Toque el sobre, estaba intacto y no era  suave.

El sonido del teléfono retumbó por la pequeña casa, tensándome un poco, mire por última vez la carta antes de dejarla en su lugar y caminar en dirección a donde se encontraba el teléfono fijo.

Durante el tiempo que estado aquí, 7 meses no es mucho, sin embargo si lo suficiente como para que nadie haya llamado.

Lo cual me llenaba de curiosidad ¿quien era ?, la casa era pequeña así que llegue a la cocina y descolgué el teléfono de la cocina para colocarlo en mi oreja derecha.

– Hola ? – pregunté, escuché en seguida una respiración algo pesada, fruncí el ceño– ¿quien habla ?

No había ningún ruido del otro lado, solo silencio y esa respiración, entonces como un juego que solía hacer, fingí alegría.

– ¿Nicholas, eres tú ? - nada, antes cuando estaba en New York solía hacer ese tipo de bromas para destantear a los estafadores y se confiarán. Pero esta vez sentí algo de miedo, la respiración se escuchaba aún y la otra persona del otro lado no parecía tener iniciativa de hablar. Entonces cuando pensé en amanerarlo, la llamada se cortó.

Me aleje del teléfono y me quede viendo a la nada confundida sin entender muy bien lo que pasaba. Me sentía como en una película de terror, un escalofrío recorrió mi columna vertebral, traté de disipar el miedo. Quizás solo eran suposiciones mías, nadie sabía dónde estaba, era casi imposible que un estafador o asesino supiera mi número, solo había 3 personas a quienes les había dejado mi número telefónico para cualquier emergencia.

Algo dentro de mi sabía que no se trataba de ninguna de esas personas, quienes eran de mi extrema confianza, podría saberlo si alguna de ellas hubiera sido de la llamada.

- Grande es la imaginación y el poder creer - susurré para mi misma, mientras comenzaba a tararear una canción para poder calmar mi miedo- debo seguir escribiendo

Camine de nuevo a mi habitación esta vez más tranquila, sabía que solo estaba siendo paranoica por que yo estaba a salvo ¿cierto ?

De repente un rayo cayó provocando que me sobresaltara, toque mi pecho, detestaba cuando había mucha llovía.

- todo está bien - dije a la nada tratando de relajarme, entre a la habitación de nuevo y mire por un segundo mi cama. Tenía que leer la carta, pero aún no me sentía segura de hacerlo y no sabría cuando lo estaría, por el momento solo me concentraría en escribir algo decente para desahogarme, tome asiento de nuevo, tome la libreta y el lápiz.

- "han pasado meses desde tu partida y aveces no puedo evitar preguntarme si alguna vez lograre olvidarte, no puedo evitar querer empujarte al olvido para poder también deshacerme de estos horribles sentimientos que siento por tu recuerdo -mis manos viajaban por toda la extensión de la hoja- e comenzado a odiarte así que ese es un gran avance supongo que en unos meses más ya no podré sentir nada. Muchas gracias por abandonarme querido padre .. - sonreí un poco satisfecha aún así el sentimiento de que no es suficiente esta por todo mi ser.

Miro la cajetilla de cigarros que se encuentran arriba de mi mesita, niego con mi cabeza  como si eso ayudara en algo para poder negarme a fumar.

Y entonces el teléfono vuelve a sonar, esta vez no me levanto ni si quiera me muevo, como si alguien pudiera observarme y el nulo movimiento me convirtiera en invisible, el teléfono deja de sonar por un momento creo que se detendrá, que equivocada estoy, porque vuelve a sonar, frunzo el ceño aún así me evito el levantarme y si lo hago es para acercarme a mi cama.

- si es importante volverá a llamar - me digo a mi misma, y como si la persona de la llamada me hubiera escuchado el teléfono dejo de sonar, solté un suspiro a la vez que me estiraba por mi cómoda cama, miré al techo.

Amaba la tranquilidad de este lugar, me comencé a preguntar porque no habría venido antes aquí, todo era silencio y soledad lo suficiente para mi...

Aunque alguna veces me sentía sola, en un momento para otro volvió el sentimiento, mire al techo como si realmente hubiera algo que ver.

Tenía curiosidad por la carta, había llegado hace unos meses a mi antiguo hogar solo sabía que era de Canadá, no quería abrirla me daba temor el saber el contenido algo dentro de mi decía que no traía nada bueno o quizás era ansiedad haciendo lo suyo de nuevo.

Giré mi cuerpo quedando boca abajo y solté un grito contra la almohada, sin temor a que alguien me escuchara después de todo no había nadie cerca, me sentía cansada, mire por la ventana la poca luz que me brindaba la noche, se había pasado el tiempo rápidamente la lluvia era suave ahora, ya no había truenos o relámpagos solo el sonido de las gotas cayendo, fue tan relajante que era imposible no caer agotada para dormir.

TE VEO [Brahms Heelshire]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora