Dieciocho

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HEESEUNG
Había pasado unas dos semanas desde que Ruby y Jae se hicieron novios, pese a ese nuevo acontecimiento todo se veía igual, el trabajo estaba igual y el equipo parecía trabajar mejor que nunca. Tanto Ruby como Jae eran capaces de coordinar a todo el equipo y el equipo parecía cómodo con seguir sus indicaciones; no obstante, algo habia cambiado para mí.

Me propuse acercarme de a poco a T/N, como si fueran casualidades y así poder entablar alguna conversación con ella, pero, todo fue inútil; siempre que estaba por hablarle surgía algo, Ruby me mandaba a llamar o en otras instancias Jae se detenía a saludarme y a preguntarme cómo estaba mi día, era como... como si evitaran que me le acercara.

"—También quiero quedarme en su casa... ¡CUANDO SE CASEN!"

No pude evitar sonrojarme al recordar lo tierna que se vio corriendo y jugueteando en la calle con Ruby. Le dije a Jay que lucharía por ella, tengo que al menos dar un poco de pelea, tuve suerte que la confesión no fuera para T/N y aun así no pude evitar preocuparme ¿qué debía hacer? ¿cómo podía hablar con ella?

—¡Hola! Joven Heeseung ¿cómo ha estado su día? —nuevamente Jae hacia su aparición triunfante.

—¿Por qué? —cuestione entre dientes.

—Ustedes sí que deberían estar juntos —murmuro con una cara de fastidio.

—¿Qué?

—Puedo lidiar con ellas enojadas, pero no con usted —me dio una palmada en el hombro—. Esta en la cocina.

"Que tipo tan raro."

¡Cierto! Me dirigía a hablar con ella, me detuve frente a la puerta de la cocina y regresé la mirada hacia atrás.

—¿Entonces si están impidiendo que le hable?

Menee la cabeza un poco confundido, estaba por entrar cuando la puerta se abrió y choque con lo que parecía ser una bandeja con unas tazas de café, estas se derramaron un poco sobre mi camisa, pero me incline para que no me quemaran. Nuestras miradas se cruzaron y ella rápidamente se agacho a recoger lo que ahora eran restos de tazas rotas esparcidas por todo el suelo.

—Lo siento tanto Heeseung, ¿estas bien? —se veía un poco preocupada.

La miré preocupado cuando vi que el dorso de su mano derecha estaba rojo. Me puse a su altura y le tomé la mano inspeccionando que la quemadura no fuera tan grave.

—¿Estas bien? ¿Te duele? —hice que se levantara— Vamos, hay que ir a la enfermería —entrelace nuestras manos.

—No es necesario —se soltó—. Puedo ir sola, tu... ¡Dios mío tu camisa! —inspecciono mi camisa como si fuera más grave.

—¡¿Enserio te preocupas más por mi camisa que por tu mano?!

—¡¿Por qué me gritas?! —ella también me estaba gritando— ¡Claro que me preocupa! Estoy segura de que no podría pagarla ni con el sueldo de un mes —bueno, en eso tenía razón.

—Eres... enserio eres... ¡Impresionante! ¡WOW! —no pude evitar reírme, regresé la mirada a su mano y está ya estaba más roja ¿qué tan caliente estaban esos cafés?

—¿Qué...?

La tome de la mano y entre con ella a la cocina de nuevo, no sin antes cerrar la puerta con llave para que no quisiera escapar. Encendí la llave del agua y me cercioré de que estuviera lo suficientemente fría para luego poner su mano ahí.

—Esta fría —la escuche quejarse, pero la ignore.

Busque en los gabinetes alguna manta que pudiera humedecer para colocársela, revise el chinero que estaba sobre ella y ¡bingo! Sonreí al encontrar la manta y la puse frente a sus ojos, ¿en qué momento me había acercado tanto? T/N aparto la mirada de mí y pude ver sus orejas sonrojadas.

That Feeling WhenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora