Cleo
- Cleo, hay unos hombres que te buscan. - me dijo Emma preocupada - ¿Los conoces de algo?
- ¿Cómo voy a conocerlos? - dije inconscientemente -
Me acerqué a la puerta para ver quienes eran, y me tomó por sorpresa la presencia de 4 hombres que parecían guardaespaldas de algún adinerado.
- Disculpad, pero creo que os habéis equivocado de puerta. - dije sin abrir la puerta -
- Señorita Cleo, sabemos que estás allí. Salga. - dándome una especie de orden -
¿Cómo es que sabían mi nombre?
Mi hermana Emma me miraba aterrada, ya que le dije que parecían personas peligrosas y no sabía cómo es que me conocían. Además nuestra familia no tenía enemigos como estos, siempre habían sido clientes de bajo estatus social.
- No les abras, no sabes que van a hacer contigo. - me susurró Emma al oído y asentí -
- Abran la puerta o nos veremos obligados a hacerlo. -
No contesté y Emma decidió llamar a nuestros padres, pero ninguno de los dos cogía el teléfono. Y optó por llamar a la policía. Sin embargo, derribaron la puerta de una patada antes de que ella consiguiera llamar.
No me puedo creer que esté pasando esto. Cómo es que mis padres no nos han cogido el teléfono.
Uno de los hombres me señalaba para que dos de ellos se encargaran de mí para luego secuestrarme.
- ¡NOOOOO! ¡¿Qué hacéis?! - dije haciendo movimientos bruscos - No quiero ir con vosotros.
De repente me percato que uno de esos hombres se acercaba a mi hermana con malas intenciones.
- No toques a mi hermana, animal. - grité histérica -
Mi lucha fue en vano. Noquearon a Emma y me sacaron a la fuerza hacia un coche negro.
Allí dentro estaba un hombre joven bien vestido que observaba cómo luchaba contra los orangutanes, hasta que consiguieron meterme dentro y sentarme al lado de ese hombre.
- Niña tus padres te han vendido para poder salir del país y tener una vida de lujo. - prosiguió a encender un puro -
¿Venderme?¿Vida de lujo?¿Me odian a caso?
- Ellos se están en proceso de separación, ¿¡cómo se van a ir JUNTOS A VIVIR!? - grité desesperada -
No puede ser que mis propios padres me vendieran a este hombre. No me lo creo.
Seguro que les han obligado.
- Así como lo oyes niña, ahora me perteneces. Y harás todo lo que yo te diga. - dijo firmemente mirándome fijamente a los ojos -
Jaja, que siga soñando.
- ¿Y mi hermana? - pregunté preocupada por si le hacían algo, casi me olvido de ella -
- Sólo te quise comprar a ti. La hermana esa tuya no me sirve para nada. - se metió el puro en la boca para luego echarme todo el humo en la cara -
Me provocó un ataque de tos haciéndome sentir tanta rabia dentro de mí que intenté pegarle en la cara sin llegar a nada. Ya que solo conseguí hacerme daño en la muñeca y que se riera de mí.
Intenté salir del coche, pero el señor este me cogió del brazo de forma agresiva que me causó dolor y terror por su mirada.
- Ya se lo buscarán tus padres. Eso no es problema mío - le restó total importancia y me soltó bruscamente -