Hurt - bbangsaz EDITADA

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—¿Vieron a la chica con la que está saliendo Minji? Es hermosa —dijo Danielle, dejando su bandeja sobre la mesa y sentándose junto a nosotros.

—¿Saliendo? ¿O sea que van en serio? —pregunté con incredulidad.

Se me hacía extraño, porque hasta donde sabía, Minji no era del tipo que se comprometiera con nadie.

—Sí, eso escuché —respondió Danielle mientras sacaba su teléfono, probablemente para buscar una foto de la chica.

Fruncí el ceño, recordando la escena de anoche.

—Cuando nos castigaron, la vi con ella. La chica sí es bastante linda, la verdad. No entiendo cómo puede estar con alguien tan horrible como Kim.

—¿Soy horrible, Elfo?

Mierda.

Me tensé al instante. Esa voz inconfundible sonó justo detrás de mí, fría y burlona. Giré la cabeza lentamente, y efectivamente, ahí estaba Minji, de pie con los brazos cruzados y una expresión divertida en el rostro.

No pude decir ni una palabra.

—Te hice una pregunta —repitió, arqueando una ceja.

—¿Por qué estás aquí? —solté rápidamente, intentando cambiar de tema.

Su sonrisa se amplió.

—Vine a invitar a Danielle y Haerin a una fiesta. —Desvió su atención hacia ellas, ignorándome por completo—. Será este viernes, va a ser divertido.

—¡Yo sí voy! —respondió Danielle de inmediato, mirando a Haerin, quien asintió con una leve sonrisa.

Esperé, aunque ni siquiera entendía por qué, pero...

¿Y a mí no me iba a invitar?

Minji ni siquiera me miró antes de despedirse con un simple:

—Bien, nos vemos ahí.

Luego se fue a sentar con sus amigos.

¡¿En serio no me invitó?!

Me crucé de brazos, sintiendo una molestia irracional crecer en mi pecho. ¿Qué le costaba decirme que fuera? No es como que me muriera por asistir, pero al menos por cortesía...

—¡Hyunjin! —exclamó Danielle, chasqueando los dedos—. Ese es el nombre de la chica con la que está saliendo Minji.

El resto del día transcurrió con una extraña normalidad. Extrañamente, Minji y yo no discutimos ni una sola vez, y tampoco hubo castigos gracias a ella.

A la hora de la salida, la vi marcharse apresurada, como siempre. Seguro que un día de estos termina en el hospital por ir tan rápido en la moto.

Como siempre, Danielle me llevó a casa. Al bajar del auto, algo inmediatamente llamó mi atención.

Una motocicleta estaba estacionada frente a la entrada.

No reconocí el modelo, pero el casco sobre el asiento era inconfundible.

No puede ser.

Minji estaba aquí.

Fruncí el ceño y entré rápidamente.

Y, efectivamente, lo primero que vi fue a Minji sentada en la sala, hablando con mi papá. Hyein estaba a su lado, escuchando atentamente.

¿Qué demonios está pasando aquí?

—Hija, qué bueno que llegas —dijo mi padre con naturalidad. Luego señaló a Minji—. Seguro ya la conoces.

Asentí lentamente, sin apartar mi mirada desconcertada de ella. Minji sonreía, pero no con amabilidad, sino con ese gesto burlón que tanto me irritaba.