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Charles despertó en una cama vacía y sonrió vagamente al escuchar a su esposo hacer el desayuno y discutir con uno de sus gatos.

Lentamente comenzó a despegarse de las sábanas de su cama y salir de la habitación.

Estaba ciertamente nervioso por lo que iba a hacer hoy, no quería que su relación se arruinase por una pequeña (gran) confesión.

Planeaba hacerlo ahora, mientras estuvieran desayunando, con suerte, Max no se enfadaría (si es que se enfadaba) demasiado gracias a la confusión por haber despertado hace poco.

Siempre tenía todo medido hasta el más mínimo detalle, pero ahora, que planeaba contarle su mayor debilidad (o fortaleza, si lo mirabas desde otra perspectiva), no sabía que esperar.

Se sentó frente a la encimera que ahora separaba a Charles de Max, como cualquier cocina americana.

El neerlandés miró a Charles y sonrió ampliamente, el otro no pudo evitar devolvérsela.

Un pequeño Charles se sentaba en uno de los pocos bancos que había en el patio de su colegio.

Se sintió impotente, aunque no conocería el significado del sentimiento hasta mucho después.

Comenzó a almorzar como lo hacía normalmente, solo y observando como todos los demás niños se divertían sin él.

Se dió cuenta de que necesitaba empezar a crear un plan para comenzar a gustarle a los niños sin que su "rareza" se interpusiera en ello, aunque no sabía cómo.

Después de que Max dejase el desayuno frente a el dijo:

-Max, necesito contarte algo.-

-Claro, cualquier cosa.- Respondió completamente ensimismado mientras comía.

-Es... importante.-

En el momento que Max cruzó la vista de Charles mientras competían en karts, supo que ya no habría vuelta atrás, lo iba a enamorar, no importaba como.

Para ese momento ya había conseguido hacer un plan perfecto para que la gente no lo tratase de bicho raro, era difícil no poder ser él al 100% en un principio por miedo a rechazo, pero así se aseguraba de no perder a nadie en su vida.

Así que en una carrera en la que los 2 coincidieron, a la salida Charles tropezó "accidentalmente" contra Max y por muy cliché que sonara, funcionó.

Charles se dió cuenta de que Max sonrojado era su nueva cosa favorita, aunque ciertamente no le gustaba que su sonrojo fuera causado por la vergüenza.

-Oh, lo siento mucho, no había mirado bien y...-

-No te preocupes, ¿estas bien?, ¿te has hecho daño?-

Charles esbozó una sonrisa antes de negar.

Max separó la vista de su plato con un ceño fruncido en el rostro.

-Charles me estas asustando, ¿ha pasado algo con tu madre o algo así?-

-No, no. No es algo por lo que deberías preocuparte pero es algo difícil para mí de explicar.-

Años después, se encontraron en la Formula 1.

Charles no pudo ser más feliz, sabía que este momento llegaría y él plan que había quedado en vilo en el momento que Max ascendió a la F1 pudo retomar su camino.

Mastermind // Lestappen // One-ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora