Mi mente, mi cerebro no funciona bien, mi cuerpo tampoco.
La imagen que veo en el espejo nunca es la que quiero, mi abdomen nunca es lo suficientemente plano, mis piernas, mis brazos, mi cuello y hasta mis dedos, todo tiene exceso de grasa para mí.
Eso era un problema, eso formaba parte de la decisión, pero lo quería, quería tenerlo, podía sentir a mi bebé en mis brazos, podía amarlo sin verlo y podía darme cuenta de lo mucho que quería ser MADRE.
Toda la negación de años no era real, no me gustaban para nada los niños, ni las personas en general, pero a esto, a la cosa dentro mío le tenía cariño, lo quería, iba a ser mío y si era posesiva, era mío con todas las letras y eso me hacía feliz, me gustaba pensar en como iba a ser, en el color de sus ojitos, si iban a ser claros como los míos u oscuros como los de su papá, si tendría el pelo con bucles o lacio, si iba a ser niña o niño.