Obsesión |Junior Wheeler|

Once

Tu madre te entrega una bolsa que contiene tu ropa, porque la que usaste para la fiesta está completamente arruinada.

Entras al baño y te cambias. Estabas a punto de abrir la puerta cuando escuchaste susurros enojados desde el otro lado. No pudiste evitarlo porque siempre fuiste muy curiosa, así que escuchas la conversación, presionando tu oído contra la puerta.

Eran tus padres otra vez, probablemente pensaron que no podías oírlos, pero podías porque las paredes no están aisladas.

—¡Deberíamos decirle! —Tu madre le gritó a tu padre, fue un poco ahogado.

—¡No podemos, se acaba de despertar! —Susurró-gritó de vuelta.

¿Qué necesitan decirm? No puede ser tan malo, ¿verdad? Tus pensamientos pasaron por tu mente, haciéndote sentir mareada.

Te agarras al lavabo para tratar de calmarte, pero una botella de jabón rosa cae sobre el suelo de baldosas, haciendo un fuerte sonido.

Te congelaste cuando escuchaste a tus padres dejar de susurrar y escuchaste pasos acercándose a la puerta del baño.
Escuchas un golpe, seguido de un "¿estás bien?" De tu padre, rápidamente comienzas a maldecirte mentalmente.

Dejaste escapar un suspiro. —Dí, estoy bien, se me cayó el teléfono por accidente —mentiste.

—Oh, está bien —escuchas a tu papá decir desde el otro lado de la puerta.

Haces una pausa por unos segundos antes de abrir la puerta y salir, tus padres están en sus teléfonos.

Tu madre levanta la vista de su teléfono. —¿Estás lista para ir, calabaza? —pregunta dulcemente.

Sonríes levemente ante el apodo y asientes con la cabeza.

Mientras caminas por el hospital, tus padres conversan un poco con algunos de sus compañeros de trabajo. Tardó unos veinticinco minutos en salir del hospital.

Durante el viaje en coche a casa, tu madre no dejaba de balbucear estupideces como la tintorería y allen.

No fue difícil darse cuenta de todos los argumentos y sus llamados "recados" que tu madre estaba teniendo una aventura con
allen.

Realmente no puedes culparla porque nunca amó realmente a tu padre. Quiero decir, es un gran tipo y todo eso, pero tus abuelos la obligaron a hacerlo porque querían que tuviera una vida 'perfecta' y realmente no les importaba si era feliz o no.

Te apoyas contra la ventanilla del auto, mirando los autos en movimiento a tu lado, tratando de ahogar el ruido que proviene del interior del auto ruidoso.

Después de unos momentos y el coche se detiene, finalmente estás en casa.

Abres la puerta de tu dormitorio, aliviada de regresar a tu lugar favorito.

Caminabas con la mano extendida, tocando levemente todo lo que se cruzaba en tu camino.

Caminas hacia el frente de tu cama y te desplomas sobre ella, exhalando un profundo suspiro.

Te acostaste en silencio en la cama durante unos minutos, con los ojos cerrados, asimilando todo.

Algo no estaba bien.

Tus ojos se abrieron de golpe y rápidamente te pusiste de pie, mirando tu cama desordenada. El edredón cuelga ligeramente del borde, las sábanas se han bajado un poco y hay una almohada en el suelo con algunos de tus animales de peluche.

Frunciste el ceño con perplejidad, nunca dejas tu cama así, siempre haces que tu cama esté tendida por las mañanas, pase lo que pase.

Si no hiciste esto, ¿quién lo hizo? Tu mamá te dijo antes que nadie había estado en tu habitación desde el incendio.