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Dalia parpadeo confundida, se frotó los ojos levemente mientras trataba de enfocar su visión 

¿Dónde estaba?

Recuerda su muerte

Recuerda aparecer en una oscuridad sin fin

Recuerda haber conocido a Athanasia

Pero luego de eso, abre los ojos y se encuentra con su madre de rodillas rogándole a su padre algo de dinero a cambio de ella

Ni en su vida pasada podría olvidar esta escena, pese a su corta edad

¡Había vuelto a cuando tenía cuatro años!

En su vida pasada su madre -una simple sirvienta de la mansión- había quedado embarazada del Duque Alpheus 

Teniendo así a una hija bastarda

No aborto al creer que ese hombre la aceptaría

Gran error

El Duque Alpheus no aceptó a ninguna de las dos y despidieron a su madre de la mansión aún estando embarazada

Por años, vivían del trabajo que encontraba y vivían en una cabaña prestada a las afueras del reino

O eso fue hasta que Dalia cumplió cuatro años 

Cuando su madre -si es que se le puede llamar así- decidió pedir dinero a cambio de su hija

Con las consecuencia de que si no lo hacía, hablaría sobre todo

El Duque no tuvo más remedio que aceptar

La mujer quedó a gusto con la suma que obtuvo y abandonó a su hija que lloraba con fuerza al ser dejada por su madre 

Patético, lastimosamente en ese momento no comprendía nada -pensó con una expresión neutral mientras observaba la discusión de los dos mayores- qué vergüenza

Al principio el Duque no creía que fuera su hija, debido a su cabello, ninguno de sus progenitores tenía su mismo e inusual color

Pero al ver los ojos dorados que poseía ,no había duda

Su madre -en medio de la actual discusión- le aclaraba que su cabello era una herencia de su abuela materna

El Duque observó la pequeña sentada en uno de los sofás, esperando ver lágrimas correr por su rostro o una expresión decaída en su cara infantil 

Pero lo que recibió fue algo completamente diferente

Una expresión neutral

No demostraba más que aburrimiento ante su escena

Sin embargo sus ojos poseían brillo, ese brillo inocente que todo niño debe tener

El mayor observó su vestimenta, ropa sencilla, Lisa y muy descuidada

Llegó a sentir pena por la pequeña

¿De qué servía negar su existencia?

Era obvio que esa niña era hija suya

Dalia se sorprendió ante la mirada que le brindaba el mayor

Pena?... En mi última vida nunca me miró si no era con desprecio, será que mi forma de actuar cambió su percepción hacia mí?

¿O será verdad que con esta nueva oportunidad las personas en verdad cambiaron?

Sea cual sea la respuesta, Dalia no se iba a confiar

𝓑𝓪𝓼𝓽𝓪𝓻𝓭 {P.E}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora