Capítulo 2.

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27 de Noviembre del 2075

Aún la muerte de mi padre en la explosión nos estaba afectando demasiado, pero en estas situaciones no podíamos dejarnos caer, debíamos ser fuertes, sobre todo por Amhery, que aún no sabía nada.
Tomé una manzana del frutero. Observaba tranquilamente la ventana, corriendo un poco la cortina. Desde ahí podía ver pequeños campos de batalla, disparos y de mas, ya nos era normal, sólo que aun era molesto.
La oscuridad ya había consumido el cielo, la luna me resultaba más resplandeciente y hermosa que otras ocasiones, sin embargo algo hacía ver mal el cielo a pesar de aquella hermosa luna en él, las nubes.

-La contaminación que dejo la bomba al estallar me impide ver las malditas estrellas... -dije dando el primer mordizco a la manzana, desviando la mirada a un lado para ver a mi hermana a mi lado.
-Las estrellas son hermosas Kenny -decía ella dibujando sobre una hoja de papel.
-No más que tú pequeña.
-Gracias -me sonrío mientras pude sentir como mi celular comenzaba a vibrar, me estaban llamando.

Llevé mi mano al celular, sacándolo de mi bolsillo para luego contestar.

-¿Alo? -dile atento a la voz en la linea
-Hijo, hoy tendré que quedarme con tu tía, no pude regresar antes.
-¿Por qué? -le dije algo confundido, quedé hablando sobre lo de tu padre cuando vino una patrulla, nos pidió no salir de cada ya que se tiene visto un pequeño ataque, normal.
-Está bien.
-Cuida de tu hermana, te amo hijo, no salgas.
-No lo haré madre, yo también te amo.

Colgó la llamada.
Seguí admirando el resplandor de la luna, pensando un poco profundo.

-Te extraño papá.

Susurré, percatandome como a lo lejos venia acercándose algo a toda velocidad, con blanco a nuestra casa.
Al verlo no dudé en tomar a Amhery, rodeando su pecho por debajo de sus hombros, cargándola y corriendo a las escaleras.
El misil se estrelló contra la pared de mi casa, a pesar de ya estar en el primer piso la onda expansiva nos empujo a mi y a mi hermana de los últimos escalones.
Todo el piso de arriba estaba prendido en llamas, mi hermana ya no estaba en los brazos

-¡Amhery!

Logré localizarla tirada en el suelo, al lado del sofá.
Corrí ha la ella alarmado, estando ya a su lado abracé su cabezita, recostandola en mis piernas.

-M... Me dele mucho -dijo Amhery cerrando sus ojos con fuerza, ambos jadeabamos.
-¿Qué parte te duele?
-Mi pierna...

Ambos nos vimos un momento, para desviar la mirada a su pierna, viendo como esta tenia un fragmento grande del vidrio de la ventana incrustado en su muslo derecho.
Delicadamente levanté su pierna, viendo como el vidrio había atravesado por completo su muslo, el oteo extremo sobresalía, de la herida brotaba un poco de sangre.

-Malas noticias, genemos que quitarte esa cosa de la pierna ahora mismo. Has presión sobre la zona, cerca de la herida.

Ella llevó sus manos donde le indiqué, mientras yo tomé con cuidado del vidrio en su pierna, jalando suave y lentamente de este.
Amhery comenzó a gritar muy fuerte, mientras sus ojos grises comenzaron a llenarse de lágrimas, dejándolos brillosos.

-¡Basta! -gritó.
-Aguanta un poco...

Después de un rato de estar tirando unos segundos, logré sacar el vidrio, sin embargo había desatado una hemorragia en su pierna más fuerte al instante.
Sin pensarlo me retiré el suéter, sacando un poco de papel higiénico de mi bolsillo. Puse sobre la herida abierta el papel, rodeando todo su muslo derecho con mi suéter, haciendo un nudo con las mangas.

-¿Q-Qué haces con esto? -preguntó adolorida.
-Intento parar tu sangrado -le respondí, intentando enfocarme más en su herida.

Al acabar se pudo escuchar el segundo misil fuera de la calle, y como ametralladoras de todo tipo de calibre se proyectaba, causando pánico en todo el vecindario.

-Debemos ir con mamá ahora mismo... -le dije rodeando sus piernas con un brazo, y su espalda con otra, así cargándola

Salimos por la puerta principal, abriéndola de una fuerte patada, y no tardamos mucho en ver como aviones de fuera aérea se aproximaban al vecindario, buscando más gente para asesinar.
Teniendo a Amhery en mis manos comencé a correr hacia la carretera, observando como toda la infantería Rusa se iba alejando del vecindario, dirigiendo hacia la ciudad.
Todas las casas estaban hechas un asco, unas derrumbadas y algunas estaban quemándose, algunos cadáveres incompletos en las entradas de la casa, fue horripilante ver muchos charcos de sangre, pedazos de carne humana que había sido desprendida de sus cuerpos, todo un escenario apocalíptico.
Teníamos que escapar de ahí, no esta a muy seguro si ellos volverían, o si alguien estuviera cerca.

-Ya pasó... Debemos ir con mamá Amhery -dije aún atónito por el fuerte escenario.
-¿Dónde estamos? -dijo ella abriendo sus ojos lentamente.

Enseguida moví su cabeza a mi pecho, escondiendo su rostro en el mismo.

-No veas hasta que te lo diga ¿vale? -le dije nervioso.
-Vale...

Pude ver a lo lejos como una camioneta se acercaba a nuestra posición, se aproximaba algo rápido.
Intenté correr, pensaba que era algún soldado coreando, o peor, un ruso, sin embargo el conductor sacó su mano por la ventana, moviendo esta indicandonos que no nos movieramos.
La camioneta estaba llena casi llena de soldados mexicanos, y yo ya me creía perdido.

-¿Hablas español? -me preguntó el copiloto
-¿Eh? -le dije confundido, no entendía lo que él quería decirme.
-Yo sí, señor -contestó Amhery, aún escondiendo su cabeza.

Sólo la miré aun más confundido, desviando mi mirada nuevamente al copiloto.

-¿Está herida? -preguntó un soldado.
-Sí, él no habla español.
-¿Nacionalidad?
-Estadounidense
-Suban a la camioneta, debemos evacuar.
-¿Y mi madre?
-¿Dónde está?
-A 20 min. De aquí, en la ciudad.
-Están evacuando, no te preocupes ya la llamaremos.
-Kenny, nos pide que vayamos con ellos -se dirigía a mi, hablando nuevamente nuestro idioma.
-Vale... -le dije abriendo la puerta trasera derecha lentamente, subiendonos a ambos.

Al subir cerré la puerta, sin decir ni hacer nada más, dejando que arrancara la camioneta

-¿Y por qué sabes hablar español güerita? -preguntó el piloto.
-Mi padre es mexicano, sólo que mi hermano Kenny no quiso aprender.
-¿Cómo te llamas? -volvió a preguntar.
-Amhery.
-Una niña y aun adolescente... Tenemos que llevarlos a un hospital fuera de Boston
-¿Qué dicen? -le pregunté curioso.
-Nos van a evacuar y nos llevaran a un hospital -me susurró- ojalá papá esté bien.

En ese momento sólo guardé silencio y trague saliva con dificultad, fingiendo una sonrisa.

-Lo estará, creeme -le susurré besando su mejilla.

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