Capitulo 3 (2/3)

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El hospital se encontraba casi vacío, no había nada más que enfermeras, doctores e intendentes vagando por el hospital, habían muy pocas personas en busca del servicio medico del hospital, yo me encontraba sentado en los sillones de la sala de espera, miraba con ansias la puerta de la habitación donde descansaba mi pequeña hermana, habían pasado al rededor de una hora y aún no nos daban noticias acerca de su estado, movía mis pies con movimientos cortos, pisando el suelo repetidas veces mientras de vez en cuando suspiraba de una manera profunda.

-¿Familiares de la pequeña Amhery?

Giré a ver rápidamente en dirección a la persona que pronunció aquellas palabras, era por lo que parecía ser, un doctor.

-¡Y-Yo! Soy su hermano, Kenny -enseguida me levanté de los sillones en la sala de espera, y caminé hacia donde aquel señor.
-Joven Kenny, su hermana ya está estable

En ese momento solo miré al techo, suspirando mientras sonreía.

-¿Se pondrá mejor? -pregunté.
-Sí, sólo necesita descansar. No debió retirar el cristal de la pierna, debió mantenerla hasta llegar aquí para evitar la hemorragia -dijo un poco serio, sin embargo sonreía- puedes entrar a verla, si gustas.

Lo abracé con fuerza y lo solté luego de un rato, para luego dirigirme dentro de la habitación de Amhery.
Al entrar logré verla acostada en su camilla, aún estaba algo pálida y débil. En su muñeca derecha recibía el contenido del suero endovenoso mientras de la otra recibía sangre de una de las bolsas que habían sacado de donadores, una enfermera se encontraba modulando la cantidad de sangre y suero al nivel apropiado.

-Sangre tipo A negativo, fue difícil encontrar un donador -dijo la enfermera con una ligera sonrisa.
-¿Enserio? -le pregunté.
-No -interrumpió Amhery- de hecho ella fue mi donadora, me ha tratado muy bien.

Caminé hacia ellas, aliviado.

-Muchas gracias -le dije a la enfermera.
-No es nada, todo sea por ellos. Vendré en un rato para revisar el pronóstico de la niña -dijo por última vez, alejándose de nosotros y saliendo de la habitación.

-¿Cómo te sientes? -le pregunté, sentandome en una silla a su lado
-Mucho mejor, sólo tengo sueño...
-Supongo que ahora puedes dormir -le dije tranquilo.

Nuestra tranquilidad había sido interrumpida después de un rato al haber escuchado armas de fuego en uso en todo el hospital.

-No es cierto...

Enseguida pudimos ver como un paciente de otra habitación entraba abriendo las puertas de golpe, y las cerraba de la misma manera.

-¡Escondanse!

Fue lo primero que logró pronunciar entre tanto miedo cuando entró.

-¿Por qué? -me levanté de mi asiento.
-Entraron varios soldados, están matando a todo el hospital
-¿Y los soldados de la entrada?
-¡Muertos! ¡Casi todos están muertos!

Yo sin pensarlo tomé a Amhery, y tomé de sus sueros, tomandola en brazos como si fuera un bebé y acomodando estos en su abdomen. Miré a todos lados pensando rápido , un lugar donde esconderla a ella primero.
Fijé mi vista en los pequeños ductos de aire, ella podría entrar ahí, así que no dude en caminar hacia estos, tomando un bisturí de la mesa de herramientas.

-Vas a entrar aquí... Pase lo que pase no quiero que hagas ruido, cuenta hasta diez y cierra los ojos, cuando los abras todo habrá terminado.

Ella asintió con su cabeza, y con el bisturí comencé a quitar los tornillos que unían las rejas con los ductos de aire, terminando quité la rejilla, y con mucho cuidado la metí dentro junto a sus sueros.

-Te quiero mucho.

Le sonreí intentando calmarla, y enseguida cerré el ducto volviendo a colocar los tornillos, conservé el bisturí en mi bolsillo.
Enseguida gire a todos lados buscando ahora un refugio para mi, encontrando sólo una mesa con un mantel y un arreglo floral, era lo único que el desrino podía ofrecerme así que enseguida comencé a gatear, escondiéndome debajo de la mesa.

-¿Estás loco? Es algo obvio -decía el hombre debajo de la mesa.
-No más obvio que alguien escondiéndose debajo de la cama.

Ambos nos callamos al escuchar la risa de uno de los soldados afuera de la habitación.
De una patada logró abrir la puerta, asomé un poco la cabeza con el cuidado de no ser descubierto, era un soldado en buena forma y alto, era extraño no verle armas de fuego, sólo portaba un cuchillo militar.

-Salgan de donde quiera que estén.

Dijo el soldado, caminando lentamente paso a paso.
El paciente comenzó a gatear fuera de la cama aprovechando la distracción de aquel soldado, al parecer coreano, lo determiné gracias a sus rasgos faciales.

-¿Enserio? ¿Crees que me haces bobo?

Dijo perfectamente en nuestro idioma, enseguida giró a ver al paciente y se lanzó encima de él.

-¡No! Espere buen hombre, ¡tengo familia! -suplicaba el paciente con lágrimas.
-Nuestra misión es deshacernos de ustedes.

No dijo más y alzó el cuchillo militar, acto seguido enterro este con fuerza y rapidez en su frente, ocasionándole la muerte.
Intenté apartar la mirada sin antes ver hacia el ducto, ella mantenía sus ojos cerrados.
El hombre se levantó lentamente de encima del cuerpo del paciente, mientras ondeaba su cuchillo limpiándolo de la sangre.

-Sigues tú, chico lindo.

Dijo el soldado mientras caminaba hacia mí, yo quedé paralizado, no sabía como averiguó donde estaba.
Enseguida tomó de mi pie, que sin darme cuenta sobresalían las cintas de mis converse fuera del mantel, me jaló hacia afuera dejandome boca arriba. Alzó nuevamente su cuchillo con intenciones de clavarlo en mi cabeza, sin embargo enseguida rodé de lado, parandome al instante.

-¡No te muevas, mocoso!

Dio enseguida un fuerte golpe a puño cerrado en mi sien, y logró aturdirme tanto que volví a caer al suelo.
Se agachó un poco y tomó del cuello de mi camisa, levantándome un poco del suelo mientras apoyaba suavemente la punta de su cuchillo en mi barbilla

-¡No!

Ambos giramos a ver a Amhery, que cubría su boca sabiendo el error qe cometió al hablar.
Aquel soldado comenzó a caminar hacia ella, sacando un encendedor y un poco de lejia en un frasco, lo estrelló contra la rejilla empapando a Amhery, y él sólo prendió el encendedor, ella cerro los ojos

-Uno... Dos... Tres... Cuatro...

Y así siguió contando hasta abrir los ojos, logro verme a mi montado encima del soldado, mientras en su cuello se lograba apreciar una rajada enorme, todo causa del bisturí.

-Te dije que cuando termines de contar todo lo malo abría pasado...

Careful.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora