Control | [Zhongchi - One-shot] (+18)

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Los brillos matutinos comenzaron a acariciar su blanquicina piel. Poco a poco su calor llamaron a su conciencia, haciendo que abandone el mundo de los sueños y sus azulados orbes saludaran a la mañana.

Despierto estaba pero aún estaba inmóvil en su cama. Miró por la ventana, admirando el paisaje que Liyue le ofrecía esa mañana. Cálido, como era habitual.

Nada similar a su tierra natal. Snezhnaya se alejaba de esa realidad no solamente por las gélidas temperaturas, el frío trato de sus habitantes no era lo común en las tierras que ahora lo hospedaban.

La brisa marina le recordaba a su hogar, pero porque era tan similar a casa, pero tan distinto a la vez. Escuchó el bullicio lejano, típico de los trabajadores de Liyue.

Le hubiera gustado admirar más el escenario matutino que le ofrecía el ventanal, pero unos fuertes brazos rodearon su cintura. Zhongli había despertado.

Volteó levemente para encontrarse con los adormicidos ojos ámbar que tanto le gustaban. Les dedicó una pequeña sonrisa.

Los brazos de su amante afirmaron su agarre y lo obligó a reposar en su pecho. Una pequeña risita escapó de sus labios. El consultor durante las mañanas solía ser mucho más demandante que de costumbre. Se acomodó en su pecho y dejó que el suave aroma a flores de seda lo mimara.

Una mano se dirigió a sus rojizos cabellos y comenzó a acariciar su cabeza con delicadeza. El movimiento era relajante, le traía una profunda calma. Sintió un leve calor en su pecho, tal vez eran los efectos de sentirse amado.

- Feliz cumpleaños Ajax -habló por fin Zhongli, su voz ronca delataba que recién se estaba despertando, el grave timbre de voz le hacía vibrar bajo sus brazos.

Childe no respondió, simplemente se limitó a abrazar a su amado y a hundirse aún más en su pecho. Se sentía seguro en sus brazos, sentía que era contenidos en ellos. El castaño por fin soltó su cabellera, no sin antes depositar algunos pequeños besos en la misma.

Si al pelirrojo le preguntaban que deseaba hacer en ese mismo día, su respuesta hubiera sido yacer en el firme agarre de su amado mientras se olvidaba del mundo a su  alrededor; algo muy similar a lo que ya se encontraba haciendo. Lamentablemente, tenía asuntos de heraldo que atender.

Intentó zafarse del agarre del castaño, mas este no cedió en lo más mínimo.

- Zhongli, déjame ir -pidió a su pareja, quién le respondió con un gruñido por lo bajo-. Zhongli, tengo, no, tenemos que trabajar.

El castaño volvío a gruñir antes de por fin liberarlo. Procedió a levantarse y a alistarse para su jornada laboral. Le hubiera encantado poder faltar ese día pero ciertos asuntos no se podían postergar. Suspiró derrotado.

Cuando se dirigió a la cocina una vez listo, se encontró con un animado Zhongli terminando de cocinar. Sin dudar, lo ayudó a terminar de acomodar las cosas.

Se sentaron en la mesa una vez lista la comida e iniciaron una charla matutina.

- ¿Te apetece ir al mediodía al Pabellón Liuli para el almuerzo? -preguntó el consultor mientras desayunaban.

- Me encantaría -dijo sonriente el pelirrojo. Salir a comer juntos era unas de sus actividades favoritas. Era una costumbre que nunca moría, desde que se conocieron les gustaba la compañía del otro al momento de comer. Y ahora que eran pareja, continuaban con tal hábito.

No pudieron discutir mucho más, ya que el tiempo apremiaba y ya les tocaba asistir a sus respectivos trabajos. Se depidieron en el marco de su hogar, no sin antes darse un apasionado beso de despedida.