Esta historia se trata de una Argentina que se muda con su madre, abuela y hermana a un pueblo en el medio de la nada, llamado Forks.
Y estamos hablando de una familia Argentina lo que significa que vienen con todas sus costumbres a otro país.
E...
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Una fría noche de otoño Tatiana estaba en la clínica del pueblo junto a su padre y madre estaba a punto de dar a luz a su tercer hija, Laura Rivera Martínez, en cambio las gemelas se habían quedado en la casa con sus tíos y tía que estaban cuidando de ellas.
-Cuanto se deja una sopa? -pregunto Camilo entrando al comedor
-lo dice en el paquete -le contesto Lucia sentada en la escalera
Lucia era la menor de todos los hermanos Rivera siendo la más consentida hasta que nacieron Renata y Valentina.
-media hora? -pregunto el otro hermano de Tatiana
-Hay olor a quedando? -pregunto Valentina sentada alado de su hermana
-La sopa! -grito Camilo corriendo hacia la cocina
-Es idiota -confirmo Lucia
-Te escuché! -grito el tío desde la cocina
-y quemó la sopa -dijo César apareciendo - que tal si cocinamos algo no que no esté quemado?
-por favor -pidió Renata
-Creen que ya halla nacido? -pregunto Valentina
-El abuelo nos avisará cuando Nazca su hermanita -aviso César
-Nos va a robar la atención de mamá -dijo Renata
-No digan eso pequeñas que una hermana menor es un dolor de huevos pero es lindo -dijo César
-Idiota! -exclamo Lucía
Atilio Rivera y Rosa Antonio Rivera de soltera Mar se conocieron del pueblo donde siempre crecieron tiempo después de terminar la secundaria se casarse y tuvieron a la primogénita que llamaron Tatiana, la primer hija dos años, después nació Camilo el primer varón unos años después nació el segundo varón, Cesar. Y por ultimo unos cinco años después nació la última mujer Lucía.
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Las horas habían pasado en la casa de los Rivera a tal punto que las horas se transformaron en dos días, realmente era un caos la casa de acá para allá había juguetes tirados, olor a quemado por culpa de Camilo que quemaba todo lo que cocinaba, Lucia se había ocupado de mantener medianamente todo limpió, César se reía sin parar de la cara de Camilo en estado de preocupación.
Poco a poco la puerta en la casa de los Rivera se abrió dejando ver a Atilio con Rosa que estos dos llevaban un bolso de ropa de bebé mientras que atrás de estos entraba con cuidado Tatiana con una cosa envuelta en sus brazos.