꧁'Tiempo Traicionero'꧂
༄Everett Mankuga
La desesperación corrompia mi cabeza sin dar lugar al pensamiento cuerdo que se preparaba en el fondo de esta. Hacia apenas unos días que Eren, en su reciente descubierta forma titan, había sellado el hoyo en el muro del distrito. Aunque la mayoría se encontraba contento por la situación, otros tantos no podían hacer más que pensar en la tristeza e ira que el haber perdido a soldados traía consigo. Debidamente, se presentaron demasiados contratiempos: Desde Eren atacando a Mikasa por alguna extraña razón, hasta el que la capitana Riko haya querido dejar al ojiverde a su suerte; cosa que por suerte, logró mi interposición ante cualquier atentado de vida en contra de él.
Miles de soldados. No. Miles de personas fueron arrebatadas del mundo mortal, algunos desaparecidos, otros tantos declarados muertos con sus cuerpos arruinados en callejones, esquinas o casas ya abandonadas. La misión había sido instruida con el fin de defender a Eren y de alejar a los titanes y excéntricos -si es que alguno se presentaba- hacia un rincón de la muralla y que el castaño lograra levantar la roca y sellar el muro.
Entre felicidad y alivio por el suceso, no pude permitirme llorar por Marco. Jean lo había perdido de vista cuando el de pecas lo ayudó a distraer un titan, puesto que el peliclaro se había quedado sin gas. En algún punto, perdió rastro de él. Temí al saber que Marco no se encontraba en las líneas de supervivientes. Desaparecido. Eso decía su carta de reporte de la milicia. Yo deseaba que solo fuera eso, nada más.
Las gotas transparentes se desplazaban por mis mejillas, los sollozos eran callados por mi mano en mi boca en el intento de que mi presencia no se notará en aquel sanitario de la zona de descanso de cadetes. La noticia sobre la muerte de Marco ni siquiera se esmero en ser algo que no fuera presenciado por mí.
Las calles desprendían un olor putrefacto. Era claro que una nueva epidemia amenazaria comunidades si la abismal cantidad de cuerpos no se erradicaba pronto; cosa de lo que doctores y algunos civiles y soldados se encargaban. Entre ellos, Jean y yo habíamos decidido ofrecernos como voluntarios, puesto que, aunque no conociera o hablara con ellos, quería reconocer los cuerpos de los que alguna vez fueron mis compañeros de comida. Nuestro recorrido fue breve, interrumpido cuando me di cuenta de que Jean no seguía más mi paso.
-M-Marco... - Escuché la voz del peliclaro a mis espaldas.
Una alegría se apoderó de mi corazón, lista para voltear y lanzarme en los abrazos de mi amigos, quien hasta el momento teníamos fe de que estaría en el grupo asignado para ayuda conformado por el resto de la retaguardia de ese día. Que desdicha se había apoderado de un segundo a otro cuando, al alzar mi mirada, el rostro de Jean acaparado por miedo se presentó... Su mirada estaba perdida en lo que estaba frente a él.
En el instante, no pude generar alguna emoción o sentimiento, sino hasta que asimile que aquel cuerpo no llevaba su equipo de maniobras y que llevaba una pequeña cicatriz en la ceja, tal y en el mismo lugar que la de Marco.
Mi corazón dúo un vuelco de la manera más drástica posible. Mi inmediata reacción fue acercarme al cuerpo y tomarlo entre mis brazos, sin prestarle atencion al edor que este emitía. El subconsciente es increíble... aunque Marco en esos instantes oliera a muerte, putrefacción e incluso rastros de desesperación, el olor que sentí fue aquel que caracterizaba al pecoso. Un ligero olor a vainilla y canela con menta. Como si de una rafaga de viento se tratase, mis oídos desconocían los sonidos de mis alrededores. Es duro cuando en momentos de desesperación no escuchas las cosas que quieres escuchar. Mi cuerpo seguía aferrado al de Marco, pues era consciente de que aquel sería el último abrazo que le daría a su calidez. Los brazos de Jean intentando separarme de mi amigo fueron como puñaladas en el estómago, aún más cuando me arrastro fuera de ahí, cargandome como un costal, no sin antes decirle el nombre a la encargada forense. Una vez llegamos a un área despejada sin gente ni cuerpos a los alrededores, logré zafarme del agarre de Jean viéndolo con enojo. A pesar de haberle dado golpes en el pecho, el se mantuvo estático hasta que ambos nos calmamos.
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The Last Titan || E. Jaeger
Fanfic𝑨𝒖: 𝑺𝒉𝒊𝒏𝒈𝒆𝒌𝒊 𝒏𝒐 𝑲𝒚𝒐𝒋𝒊𝒏 La humanidad tiene un objetivo: Vencer a los titanes. Eren Jaeger tiene el deseo de volverlo realidad mucho antes de unirse a la legión de reconocimiento, promueve odio hacia los titanes... Al menos hacia los...